Unas apenas pueden dar sus últimos coletazos, otras se ven con el agua al cuello y las hay que están remontando el vuelo. Esas son las situaciones de algunas de las especies más emblemáticas de la región, incluidas en el catálogo regional de especies protegidas (del año 2001) y algunas con planes de recuperación y conservación.

En total, en Extremadura hay 22 especies en peligro de extinción --15 de fauna y siete de flora--. De ellas, la situación más delicada es la del lince ibérico y el lobo, dos mamíferos que la Consejería de Medio Ambiente da prácticamente por extinguidos en la comunidad autónoma. Del primero, "el felino más amenazado del mundo", los expertos conservan la esperanza de que quede alguna pequeña población en Granadilla, o que algún ejemplar haya llegado a tierras extremeñas desde la sierra de Andújar o Doñana. Sin embargo, no hay indicios serios de su presencia desde hace tres años.

En similar situación se encuentra el lobo. El último abatido murió en una montería en 1992 en la sierra de San Pedro y en 1995 se encontró otro atropellado en la carretera de Cáceres a Aliseda. Desde entonces en Medio Ambiente no han encontrado ni una huella de él, aunque no descartan que llegue alguno desde Castilla o Sierra Morena.

"De las especies que más han disminuido en los últimos años destaca lógicamente el lince y el lobo, prácticamente extinguidos, seguidos de algunas especies ligadas al medio acuático como el desmán ibérico, del que quedan 20 o 25 ejemplares en la vertiente extremeña de Gredos, o el jarabugo --especie exclusiva del Guadiana--, el galapago europeo y el cangrejo de río autóctono", señalan.

La otra cara de la moneda son las grandes aves. "Durante años Extremadura ha llegado a ser casi una reserva, el único punto de la península donde habitaba el aguila imperial; ahora hemos logrado recuperarlo y contamos con 47 parejas en la Sierra de San Pedro, Monfragüe y Las Villuercas", apuntan los técnicos de la consejería, que también observan que la cigüeña negra ha conseguido estabilizar su población en la comunidad, con unas 175 parejas --"el 60% de todas las existentes en España"--.

En esta misma línea se encuentran el águila perdicera --97 parejas-- y la avutarda --con unos 5.000 ejemplares en invierno--, ambas catalogadas como especies sensibles, mientras que en el caso del buitre negro "las colonias de cría de Monfragüe y Sierra de San Pedro cada vez son más grandes". Entre las especies vegetales destaca el tejo, árbol que se encuentra de forma puntual en las sierras de Gata y Gredos y que cuenta con un grupo de ejemplares declarados árboles singulares en Nuñomoral.

No obstante, en Medio Ambiente advierten que las reducciones más importantes se están observando en especies comunes que sufren las consecuencias de "los cambios en la ganadería y la agricultura tradicional y las consecuencias del desarrollo".