La memoria, el recuerdo hacia los que ya no están, y los cementerios fueron ayer los lugares comunes en los que coincidieron miles de extremeños que no quisieron dejar pasar este frío 1 de noviembre, día de todos los santos, sin homenajear a los seres queridos que han fallecido.

La niebla y el frío con los que amaneció Badajoz no fueron impedimento para que desde primera hora de la mañana miles de pacenses visitaran los dos cementerios de la ciudad para llevar flores y rezar ante las tumbas de sus allegados. "A las siete y media de la mañana cuando he abierto las puertas ya había gente", comentó Antonio González, encargado del camposanto de San Juan, también conocido como Cementerio Viejo. Todas las cuadrillas de este cementerio estaban trabajando para mantener limpios los pasillos y fuera se registraban colas de vehículos que buscaban un aparcamiento en los alrededores.

Muchos llevaban las flores consigo. Otros las compraban en los puestos instalados en las puertas del camposanto. "Este año la cosa ha estado más floja", coincidieron los vendedores consultados. Aunque ayer tuvieron mucho ajetreo, el mal tiempo ha reducido las ventas en días previos.

En Cáceres, entre 10.000 y 12.000 personas pasaron por el cementerio, según estimaciones del ayuntamiento. Las lluvias de los últimos días dieron una tregua y los cacereños pudieron acercarse al camposanto a visitar a sus familiares fallecidos, sobre todo por la mañana. Los aparcamientos habilitados en la esplanada junto al cementerio y en la avenida en dirección al crematorio fueron suficientes para evitar aglomeraciones. A las 17 horas se celebró una misa que se repetirá hoy a la misma hora. El camposanto cacereño permanecerá abierto hoy de 8 a 19.30 horas.

Las escenas se repitieron en el resto de ciudades y localidades de la región. En Plasencia, por ejemplo, la afluencia al cementerio fue más escalonada que otros años tras la ampliación del horario de visita. La jornada transcurrió con normalidad, según la policía local. Mientras, en Mérida, los familiares de víctimas de la represión franquista depositaron flores en la zona del cementerio donde se cree que están los restos.