La recaudación líquida de los ayuntamientos extremeños por el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) se incrementó un 8,4% durante el 2016, hasta rozar los 217 millones de euros, frente a los algo más de 200 millones que habían ido a parar por este mismo tributo a las arcas municipales extremeñas a lo largo del ejercicio anterior, según los datos hechos públicos por el Ministerio de Hacienda.

La auténtica ‘joya de la corona’ de los impuestos municipales no ha parado de crecer en recaudación en los últimos años. Aparte de la subida aprobada por el Gobierno central en el 2011, las variaciones en los tipos y las actualizaciones catastrales han contribuido, de forma general, al incremento de los ingresos por este impuesto municipal durante los años de crisis. También lo ha hecho el plan contra el fraude que ha puesto en marcha el Catastro. Por unos factores y por otros, en una década la recaudación derivada de este gravamen en la comunidad autónoma se ha duplicado con creces, aumentando un 154% desde el 2006, cuando ascendió a 85,5 millones de euros.

Del total del IBI embolsado en el 2016, el grueso correspondió al de carácter urbano, con 180,7 millones de euros, mientras que tanto el rústico como el de características especiales supusieron 18,1 millones en cada uno de los casos.

El resto de impuestos municipales aparecen ya muy por debajo del IBI en cuantía. Tras él aparecen el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (impuesto de circulación), con algo más de 41 millones de euros recaudados; el Impuesto de Actividades Económicas, con casi 18,5 millones; el Impuesto sobre Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana, con 9,3 millones; y el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), con otros 7,5 millones de euros.