Hasta ahora funcionan casi como cibercafés públicos. Los vecinos van, se conectan a internet, intercambian correos, visitan webs y poco más. Pocos se preocupan de que esos usuarios tengan o aprovechen todas las posibilidades que la tecnología les ofrece. Pero eso puede haber comenzado a cambiar. Las diputaciones de Cáceres y Badajoz han asumido la gestión de los 240 telecentros de la región, esas salas de internet impulsadas por el Ministerio de Industria en los pueblos para garantizar a los ciudadanos de zonas rurales el acceso a la red.

Hasta ahora estos centros eran competencia de una empresa adscrita al ministerio --Red.es--. Pero el convenio ha caducado y ahora este organismo solo ofrece mantener sus servicios pagando. Por eso las diputaciones han decidido tomar el testigo en Extremadura. La de Badajoz ya ha cerrado la transferencia de sus 170 telecentros mientras que la de Cáceres, donde hay 70, debe hacerlo a lo largo de este año. Y mientras se encuentra la fórmula para su gestión y mantenimiento, el Consorcio IdenTIC --Iniciativas para el Desarrollo en Extremadura de las Tecnologías de la Información-- ha asumido su dinamización.

Los telecentros debían funcionar como los Nuevos Centros del Conocimiento (NCC) en las ciudades. Disponer de amplios y modernos equipos informáticos y ofrecer todo tipo de formación sobre las nuevas tecnologías y herramientas de internet. Sin embargo la realidad con la que se ha encontrado IdenTIC es bien diferente. "Ocho equipos por telecentro, desactualizados y deteriorados", explica María Fernanda Jaramillo, directora gerente de IdentiTIC. Además, las licencias de software estaban caducadas, por lo que se les ha instalado una versión de Linex, el software libre desarrollado desde Extremadura.

Carencias formativas

Otro problema es la falta de formación de las personas que controlan estas dependencias, la mayoría de las veces ubicadas en habitaciones del ayuntamiento, la casa de cultura, la biblioteca o cualquier otro edificio municipal. O que sus responsables no tengan dedicación exclusiva, sino que alternen estos con la biblioteca o los espacios deportivos. "Y el horario de apertura tampoco es el ideal para los vecinos ni hay unas horas fijas", continúa exponiendo Jaramillo. De hecho, mientras en unos telecentros existe una gran demanda, en otros la cifra de usuarios apenas llega al 5% de la población del municipio.

La ausencia de una oferta de contenidos y servicios --como talleres y cursos--, la precariedad de los contratos --de apenas 6 meses-- o la falta de coordinación son otros obstáculos para su desarrollo.

Ahora IdenTIC pretende dinamizarlos. Dotarles de información, formación, asesoramiento y coordinación. Así, se aspira a crear una red de telecentros que permita interactuar e intercambiar conocimientos y experiencias. Incluso está proyectado integrarlos con los NCC. También se censarán los recursos existentes e se impartirá un programa de formación tecnológica y dinamización para el administrador de cada uno de ellos.

IdenTIC reclama mayor implicación y concienciación a las autoridades municipales, sobre todo para que el horario de apertura y la oferta formativa sea atractiva para los vecinos. De hecho, Jaramillo destaca que "estos centros son muy importantes para el desarrollo de la administración electrónica, porque de nada sirve tener los recursos disponibles para comunicarnos con nuestro ayuntamiento, diputación o Junta si la población no sabe utilizarlos".

En definitiva, IdenTIC pretende acabar con esa imagen de cibercafé público que hasta ahora tienen los telecentros de la región. En su lugar aspira a convertirlos en focos de transformación social y cultural del medio rural mediante las nuevas TICs. El tiempo dirá si lo consigue o no.