Enviado especial a Estrasburgo

Cuál es la superficie de Holanda en kilómetros cuadrados? ¿En qué fecha entró en vigor el Tratado de Schengen? ¿Qué porcentaje de mujeres hay entre los diputados del Parlamento Europeo? Estas y algunas más por el estilo son preguntas que para la mayoría tienen difícil contestación. Sin embargo, 11 avezados internautas del instituto Norba Caesarina de Cáceres han conseguido descifrar la mayoría de las respuestas al centenar de preguntas en que consistía el concurso Euroscola .

El grupo cacereño, dirigido por el catedrático de Francés Luis Regidor Blasco, logró la mejor puntuación en Extremadura y la cuarta mejor marca de los 1.151 centros participantes de la Europa comunitaria. En la fase autonómica, el segundo clasificado fue el instituto Donoso Cortés de Don Benito.

Después de mes y medio metidos en el aula de informática, el grupo cacereño logró, a pesar de contar con "ordenadores del paleolítico", como los define el portavoz del equipo, Luis M. Regidor Paín, ganar la fase regional y obtener como premio un viaje a Estrasburgo para participar en una sesión del programa comunitario Euroscola .

Aunque el trabajo lo realizaron once, éstos invitaron a otros compañeros de 1.º y 2.º de Bachillerato, formando la expedición un total de 28 alumnos y tres profesores del centro (Luis Regidor, Toñi Loro y Paquita Gil).

EXPERIENCIA UNICA

La experiencia de viajar al extranjero no era nueva para casi ninguno de ellos, ya que los del Norba Caesarina conocen media Europa gracias a los numerosos viajes de estudios que han realizado durante los 33 años de existencia del viejo Instituto Femenino .

Tras un viaje algo accidentado y los nervios de montar por primera vez en avión (la mayoría no había volado nunca), los estudiantes que representaban a Extremadura se vieron las caras con sus compañeros de otros diez países europeos.

Deslumbrados por la grandiosidad del edificio Louise Weiss, sede del Parlamento Europeo, los bachilleres cacereños se encaminaron hacia el hemiciclo como si de un examen de reválida se tratara, sensación que compartieron con el resto de estudiantes.

El inicio de la sesión plenaria juvenil fue algo frío y ninguno se atrevía a preguntar al representante del Parlamento Europeo aquellas cuestiones que realmente le interesaba conocer. Pero poco a poco fueron cogiendo confianza y la avalancha de preguntas al speaker llegó a desbordarle. Tanto fue el ímpetu de algunos que no se respetaron las normas de hablar únicamente en francés o inglés, sino que cada cual en su idioma preguntaba por aquello que le inquietaba.

Y no todo eran preguntas al uso tradicional (si una Constitución Europea privaría a los países de identidad nacional; los problemas económicos que plantea la ampliación comunitaria; o por qué no había en Estrasburgo un parlamento de los jóvenes como existe en Escocia). Un estudiante griego reclamó la devolución de las maravillas de su país que alberga desde hace lustros el Museo Británico.

PRESENTACION

Previo al debate, cada portavoz estudiantil presentó a su centro y analizó cómo era su ciudad y la autonomía a la que representaban. El cacereño Regidor Paín ensalzó las excelencias de la ciudad monumental y explicó que aunque ni somos ricos por estos pagos ni tenemos las mismas oportunidades que otros países, tampoco tenemos polución y sí amplios espacios naturales "limpios y vivos, aunque alguien para compensar nos regaló una central nuclear".

La magia se apoderó del hemiciclo cuando el portavoz extremeño hizo suya la resolución del parlamento y abogó por la paz. "No queremos la guerra, sino un mundo próspero, limpio, culto, humano y, sobre todo, justo. Y para ello hace falta la paz".

Los jóvenes prorrumpieron en aplausos y a partir de ahí todos y cada uno de los representantes comunitarios hicieron suya la propuesta y no obviaron en sus discursos la paz mundial.

La convivencia sirvió para que los estudiantes se conocieran entre sí y se invitaran mutuamente a conocer sus respectivas regiones, uno de los objetivos del programa Euroscola , que además intenta propiciar el aprendizaje de idiomas y sensibilizar a los jóvenes de la necesidad de contar con una Europa unida y de que los grandes asuntos sean asumidos por todos.

Los nervios desaparecieron y entre una tenue nevada los jóvenes se despedían ya de sus nuevos amigos y de Estrasburgo.

El relax duró poco. Los nervios volvieron a aflorar porque a su regreso a Cáceres les esperaba la profesora de Arte y un examen que casi ninguno había preparado. Pero la magia de sentirse europarlamentarios por un día había merecido la pena y ya sólo piensan en volver a ganar el concurso Euroscola para repetir el próximo año la experiencia.