TEtl pasado 21 de septiembre el Gobierno lanzó una nueva Ley de Educación (la séptima en lo que llevamos de democracia). En dicho anteproyecto se elimina cualquier opción a elegir Música como optativa dentro de la ESO, con lo cual se reduce a la mitad su presencia en la ESO. Y lo que es peor, desaparece el Bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza, y con él las asignaturas optativas que le son propias y que se imparten en el resto de los bachilleratos.

Nuestros estimados dirigentes han olvidado que un sistema educativo de calidad mínimamente contrastable ha que contemplar, como ocurre en el resto de los países europeos, la vertiente cultural y artística de la formación. Aunque ya nadie duda que la música no solo cultiva la faceta creativa e interpretativa de los alumnos, sino también la disciplina mental, la memoria, la concentración, la capacidad de escuchar y respetar al otro, de valorarse a sí mismo, de trabajar en equipo... sin embargo todo esto se obvia en la Ley.

Con la eliminación del Bachillerato se dificulta el acceso a estudios superiores como: Musicología, Gestión cultural, Cine y Medios Audiovisuales o Ingeniería de sonido e imagen. También se esquilman las salidas profesionales directas de los alumnos tras terminar este Bachillerato: gestión cultural, crítica en medios de comunicación, conservación, catalogación y restauración del patrimonio musical, la docencia, expertos en derecho y fiscalidad de la creación artística, productoras, estudios de grabación, etc. También los estudiantes de Conservatorios de Música y Danza verán dificultados sus estudios al tener que compatibilizar el Conservatorio con un Bachillerato que no tiene nada que ver con su futuro profesional.

En la práctica esto supone que cada año doscientos alumnos en Extremadura, y otros siete mil en toda España verán suprimida su opción educativa. Miles de profesores irán a la calle si son interinos, y si son funcionarios tendrán que "reciclarse", es decir, impartirán asignaturas que nada tienen que ver con su especialidad, con el consiguiente deterioro para la calidad de la educación de este país.

Esperemos que en Extremadura el presidente Monago sea consecuente con sus recientes declaraciones en las que defendía que: "...en la salida de la crisis necesitamos más que nunca a nuestros creadores, a nuestra industria cultural. Debemos apoyarles". Pronto sabremos si, como tantos otros políticos, contradice con sus actos sus propias palabras.