Dolores López es una de las 58.062 personas viudas que viven en la comunidad autónoma. Reside en Mérida, no tiene hijos y su pensión, aunque es un poco superior a la de la media regional, es escasa. "No me llega para mucho", asegura. Y es que, con los poco más de 427 euros que cobra, apenas le da para hacer dispendios extraordinarios. "Menos mal que el piso está pagado, porque si no...", añade con cierto alivio.

Para Dolores López, que ya parece haberse acostumbrado a hacer su vida con este dinero, lo más complicado es que el margen de maniobra que tiene cuando surge algo especial es muy pequeño. "Más o menos calculas los gastos. Que si la contribución, que si la luz, el agua, el seguro... El tema está cuando aparece un gasto extra, ahí es cuando andamos mal".

HAY QUIEN COBRA MENOS Sin embargo, esta mujer reconoce que ella no se puede quejar pues hay quien cobra menos. Por ejemplo, algunas de las viudas de la Asociación Nuestra Señora de Guadalupe de Mérida, colectivo al que pertenece Dolores. Son un grupo de mujeres que se reúnen todos los viernes en un local que les han cedido en la antigua escuela de profesores para poder realizar actividades.

Allí, suelen echar la tarde charlando, juegan a las cartas, preparan merendolas y reciben conferencias sobre diferentes asuntos. También, los primeros viernes de cada mes van a misa. Se trata de un pasatiempo que les permite conocer a gente y, en función de lo que diga el bolsillo, organizar alguna que otra excursión. Dolores y sus amigas de la Asociación Nuestra Señora de Guadalupe ya están pensando en la próxima asamblea regional de asociaciones de viudas y en un viaje que está programado para el mes de mayo a Guadalupe. Estas dos actividades suelen ser fijas todos los años y son costeadas con la cuota anual de 15 euros que pagan a la asociación. Eso sí, las cenas que organizan con motivo de Navidad o de las Candelas se abonan a escote. Cada una, la suya. Y es que "con las cuotas sólo, no llega", termina.