Suponen en torno a un 5% de la población de Mérida, pero se sienten totalmente invisibles. En Extremadura el número de personas con algún déficit auditivo (que no discapacidad auditiva) se cifra en aproximadamente 27.000, número en el que se engloban tanto a pequeños como a mayores con problemas de audición debido ya a la edad avanzada. Según la comisión para la detección precoz de la hipoacusia, se estima que cinco de cada mil recién nacidos padecen alguna sordera de distinto grado, lo que supone que en España haya casi 2.500 familias con hijos sordos cada año.

Las familias que estén en esta situación en Extremadura cuentan con la ayuda que supone un programa para la detección precoz de este problema. Así, si un niño nace sordo, en Adaba (Asociación de Deficientes Auditivos) existe un servicio de apoyo familiar, denominado antiguamente de padre a padre , en el que se orientará a los adultos sobre su nueva situación. "Cuando una familia no ha tenido ningún caso de sordera y se enfrenta a esa situación, al principio se le hace un mundo y solamente se ven problemas. Sin embargo, cuando ven el sinfín de ayudas y de medios que hay para que esa sordera no se convierta en un hándicap, sino sólo en un hecho que diferencie y nada más, la situación cambia. Lo que imposibilita a cualquier discapacidad son las barreras que ponemos la sociedad". Así lo asegura Severiano Sevilla, director gerente de Fedapas, que aglutina a su vez a Adaba.

Comunicación

Las principales barreras con las que se encuentran los deficientes auditivos son las de la comunicación. Aquellas personas que hablan lengua de signos (2% de las personas con sordera) necesitarían intérpretes, mientras que el resto requerirían apoyos como prótesis y ayudas técnicas. En el caso de Mérida, ni el Palacio de Congresos, ni el Centro Alcazaba o La Sala Trajano cuentan con accesibilidad para ellos. "Una persona sorda siempre tiene que ir acompañada de alguien que le ayude a la comunicación, cuando realmente hay medios que podrían hacer que esa persona fuera más independiente. Tomamos muy buena nota de las barreras arquitectónicas pero las de la comunicación están yendo más lentas". La razón: la invisibilidad de la persona sorda, ya que a simple vista no se aprecia una discapacidad como puede ocurrir con una persona ciega, a la que se le ve el bastón guía, o un minusválido con su silla de ruedas o prótesis.

En el lado positivo de la historia están los centros de empleo de la comunidad, que sí cuentan con bucles magnéticos y micrófonos que hacen que la voz de los funcionarios llegue de forma nítida a las personas con implantes. Una acción que situó a Extremadura a la cabeza de las comunidades al ser la primera del país en instalar estos aparatos que facilitan la comunicación entre todos.

En Mérida, la asociación Adaba cuenta con 140 socios. Entre sus objetivos principales se encuentran prestar atención y ayuda a las personas con discapacidad auditiva y su familia en diferentes ámbitos de actuación para favorecer su integración en la sociedad. En lo que llevamos de año ha conseguido insertar laboralmente a diez personas con discapacidad auditiva y trabaja además en actividades de convivencia, ya que cuanta más convivencia e intercambio hay, más soluciones pueden encontrarse. La última de ellas fue una visita al centro hípico Francisco González de la ciudad el pasado domingo. La próxima, el 6 de abril, con un curso de lengua de signos on line . Toda la información puede encontrarse en el link www.lenguadesignosonline.org.