La artista extremeña (Villafranca de los Barros, 1978) muestra en Cáceres el trabajo por el que ha sido becada con una ayuda Francisco Zurbarán

Formada en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, María José Gallardo parece haberse contagiado del exceso, la alegría y el barroco andaluz. Algo de ello hay en sus cuadros de mujeres a la moda (una moda de los años 50, 60), que expone en el centro San Jorge de Cáceres.

--¿Qué clase de mujer pinta?

--Aquellas que fueron iconos de la moda, de la publicidad, socialmente potentes, otras veces modelos anónimas con un perfil adecuado para reproducir escenas cotidianas o ser ejemplo de buen gusto. Suelo trabajar con jóvenes en la transición entre la adolescencia y la edad adulta. Como insisto con el retrato, sobre todo en un primer plano, las jóvenes acaban siendo estereotipos, es fácil reconocerlas como mías.

--El pasado (y su moda) vuelve.

--El significado social de la moda mantiene fijas nociones estructurales: el canon, lo inaccesible, la talla impuesta, el prestigio de un nombre... seguimos utilizando clásicos, aunque más que rescatar, se roba, ya que muchos absorben material pasado y lo reconocen como propio.

--En sus cuadros de mujeres de esa época (el franquismo) hay una ausencia de crítica.

--No me defino como activista de nada; hablo sobre cuestiones que despiertan mi atención, en este caso despertó mi curiosidad saber cómo el ámbito del hogar regía el todo en una mujer. Hay un acercamiento nostálgico, como una forma de entender a mi abuela ayer y hoy.

--¿Y cuál es su estilo?

--Heredé la coquetería de mi abuela paterna, sigo la moda y me maquillo.

--¿Qué lleva en su bolso?

--Cuando viajo, mi bolso compite con el peso de la maleta... A diario llevo incluso gel y bodymilk (formato mini). Soy una obsesiva de los olores, mis olores. Me decanto por los bolsos "sobrados" y necesitó llevar encima música, lectura, notas y extras para estar "mona" y limpia.

--¿Y cuánto tiempo emplea en maquillarse?

--Depende, tengo versiones adaptadas a las circunstancias, la express y la de ritual, va desde los 5 minutos a la que incluye mascarilla previa.

--En realidad esta exposición tiene bastante de autorretrato suyo.

--Toda obra directa o indirectamente desliza parcelas íntimas de uno, en este caso también.

--¿Hay una forma de lo andaluz, de lo barroco... en sus pinturas?

--Trabajo en un determinado contexto y vivir rodeada de folklore extremo, del oro de su Semana Santa y ahumada con incienso tiene sus consecuencias. Uno no puede mantenerse al margen de información ambiental tan potente. A mí me encantan los excesos y el barroco fue estandarte de abarrotamiento estético; yo lo reinterpreto desde la lejanía.

--¿Qué le mueve a sus manos a empuñar los pinceles?

--Me gusta mancharme, es terapeútico; me siento más influenciada por la tradición pictórica, por la obra que cuelga en los museos. Debí haber nacido en el medievo, pero con planchas alisadoras al uso.