El plato frío, ya sea en gazpacho, en ensalada o escabeche, tiene una importancia capital en la gastronomía extremeña no sólo en el conjunto de su recetario, sino en la filosofía que encierra gran parte de la construcción de nuestra antropología alimentaria.

Esta tierra, de veranos largos y sofocantes, agrícola y ganadera, de labradores y pastores de sol a sol, necesitaba una dieta completa y refrescante que permitiera pasar las fatigas de la jornada laboral con el menor esfuerzo calórico. Así, toda la geografía extremeña está cuajada de platos fríos, sopas o ensaladas, que combinan de forma magistral los productos más naturales y espontáneos para convertir el agua y cuatro productos básicos de la huerta en hermosas y suculentas recetas.

Desde el limón de las Hurdes al cojondongo de Tierra de Barros, pasando por los escaparates de la Siberia o el zorongollo de la Vera, la cocina de subsistencia extremeña ha ido jalonando su recetario de un conjunto variado y armonioso de sopas y platos fríos. De ahí, que para destacar su presencia en la cocina y su importancia en la dieta del extremeño, se ha construido esta ruta que al examinar el conjunto de su recetario particular destaca especialmente por sus sopas y platos fríos.

De toda la ruta son propios y naturales los gazpachos al modo extremeño y las ensaladas de tomate y pimientos. En Don Benito se puede degustar el ajo de calabaza, la sopa de tomate o la sopa molinera. En Mérida, el gazpacho de conejo y las patatas a la importancia. En Medellín, unos calabacines rellenos y un exquisito pisto de peces. En Guareña, el gazpacho con espárragos trigueros o el llamado gazpacho al horno. En Hornachos, unos riñones de cordero con zumo de naranja y de postre el licor de resoleo.

La Zarza de Alange posee una de las recetas más típicas de la cocina extremeña ‘el pollo a lo padre pero’ y, Puebla de la Reina, es actualmente un lugar de peregrinaje para disfrutar de la cocina más tradicional, el cojondongo, el zorongollo, el gazpacho blanco, las ancas de rana, la perdiz a la jara, el conejo en salmorejo y, de postre, los repápalos dulces y el arrope. Y que mejor opción que acompañar la cocina de esta ruta con los vinos de Don Benito y Medellín.

Además, los participantes de la ruta podrán visitar algunos de los monumentos más preciados de estas ciudades. El puente romano en Talavera la Real, el teatro romano en Mérida o pararse en Don Benito y disfrutar de un rato ameno de tiendas por el área comercial, por ejemplo.