Pasión, belleza y sentimiento. Así se resume la noche vivida ayer en Mérida. Sin duda, el Miércoles Santo ha sido, hasta el momento, el día más bello de lo que va de Semana Santa en la capital extremeña. Las cofradías de Nuestro Padre Jesús Nazareno y del Santísimo Cristo de las Tres Caídas emocionaron a los miles de emeritenses que se agolpaban en las aceras y a las salidas de los pasos para no perderse ni un detalle. Hasta la climatología no quiso entorpecer esos instantes.

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue el encuentro entre el paso Nuestro Padre Jesús Nazareno --que estrenaba cruz, más ligera-- y Nuestra Señora del Mayor Dolor, adornada con cientos de flores. Ocurrió en la Puerta de la Villa, bajo los acordes de la Coral Augusta Emérita, que se quiso unir así al 75 aniversario de la Cofradía del Nazareno. Además, imponía ver a medio millar de penitentes con sus cruces, cadenas y descalzos siguiendo el cortejo.

Otro detalle destacado fue cuando el paso del Nazareno pasó por la puerta del Convento de las Hermanas Concepcionistas, que este día abre sus puertas para ver pasar la imagen. Es tremendo el esfuerzo que deben realizar los costaleros que, casi de rodillas, bajan el paso para que las monjas puedan apreciarlo.

AL OTRO LADO

Pero, si la emoción envolvía al centro de la ciudad, en el otro lado del río el sentimiento también era palpable. La gran procesión de la Cofradía del Santísimo Cristo de las Tres Caídas tuvo su punto culminante cuando al paso de esta imagen y la de Nuestra Señora de la Misericordia, se iluminó el puente romano, que estrenaba iluminación.

Todo culminó bien entrada la madrugada, con la procesión del Cristo de la O, con un Via Crucis impresionante en el anfiteatro.