El precio medio es de 30 euros y en él se incluye el coste del propio microchip, la intervención veterinaria --un pinchazo de jeringuilla con anestesia local--, la tramitación del alta en el Registro de Identificación de Animales (RIACE) y las gestiones burocráticas del procedimiento. Aunque puede encarecerse en 10 o 15 euros si además se tramita el pasaporte. El coste de la medida, a priori y para familias con uno, dos o tres perros, puede resultar no demasiado alto. Pero para propietarios que, como los rehaleros, poseen más de 25 animales, es "un golpe económico". Así lo afirma Javier Mejías, delegado regional de la Asociación Española de Rehalas. El, con 22 años de experiencia en esta actividad cinegética, cuenta actualmente con 80 perros.

En Extremadura existen 417 rehalas legales y registradas, "más un número similar de ilegales", asegura Mejías. "Ahí va a estar el problema, porque si las ilegales hasta ahora no han cumplido la ley sobre sanidad e instalaciones de rehalas, tampoco se van a preocupar de microchipear a los perros y darles de alta". Por eso considera que "la medida es más recaudatoria que una solución al problema del abandono" de animales, y alerta de que hay veterinarios --e incluso particulares-- que están instalando el dispositivo por un precio muy bajo (15 o 20 euros) pero sin inscribir al perro en el registro, "creyendo que así evitarán la posible sanción".

El presidente del Colegio de Veterinarios de Badajoz, Julio López, asegura que el precio está "por lo general, bastante ajustado al coste del servicio" y anima a los ciudadanos a denunciar irregularidades en la implantación de la medida. Además, afirma que hay coordinación a nivel nacional a través de un registro estatal, al que Extremadura --como confirma su homólogo en Cáceres, Juan Antonio Vicente-- todavía no está adscrito. "Estamos en trámites", matiza Vicente. "Si mañana se me pierde un perro en una montería en Toledo o en Sevilla, el chip no sirve prácticamente para nada", lamenta Mejías.

Las protectoras de animales, por su parte, denuncian que hay propietarios que están abandonando a sus animales para evitar colocarles el dispositivo y asumir su responsabilidad sobre ellos. E incluso algunos veterinarios alertan de que el microchip no es infalible: se puede inhabilitar con imanes, extraer con un corte superficial e incluso romper bajo la piel del perro con unas tenazas.