Dondequiera que va, el presidente del Gobierno suscita vítores y piropos entre sus fieles seguidores. No en vano anoche José María Aznar protagonizaba el primer gran acto público electoral de Extremadura, cuando faltan tres días para el inicio oficial de la campaña. En el pabellón de La Granadilla de Badajoz, el presidente pudo oír cómo lo llamaban "guapo", le pedían "¡No te vayas todavía!", "¡Quédate!" y hasta hubo uno que se dejó oír cuando dijo "Tienes que seguir siendo presidente", a lo que Aznar contestó con un "Olé" y una sonrisa.

La Granadilla no se llenó, a pesar de que se trataba del mismísimo presidente del Gobierno y del esfuerzo del PP por traer a afiliados de toda la región: más de 40 autobuses y 3.000 pegatinas, aunque finalmente las piruletas de Floriano no aparecieron.

BARRERO

El primero en hacer el paseíllo, saludando y besando al público que se agazapaba tras las vallas, fue Juan Ignacio Barrero, cuando faltaban diez minutos para las ocho de la tarde, hora prevista para el inicio del acto. Llegó con su inseparable ´Chonchi , moreno y sin corbata, una estética que parece haber calado entre los políticos del PP, aunque el candidato a la presidencia de la Junta, Carlos Floriano y el propio Aznar no la secundaron. Entre las decenas de candidatos que respaldaban a Aznar tras el escenario, casi ninguno llevaba corbata.

Pasaban las ocho de la tarde y nada se oía. De pronto unos aplausos, que se apagaron rápidamente pero, inmediatamente, el volumen del himno popular subió y los banderines blancos se alzaron al unísono. Muchos militantes se subieron a las sillas con la cámara de fotos en ristre, para lograr la instantánea histórica. Entró el personal de seguridad para dar paso, primero, a Floriano. Aznar, detrás. Ambos se rifaban los besos y apretones de manos. Los últimos, Miguel Celdrán y José Antonio Monago, que no besaban.

En su intervención, Celdrán trató de "amigo" al presidente del Gobierno. Tuvo momentos de gracia que lo caracterizan. Monago fue crítico con la Junta y Floriano, en un intento de cargar el acto de sentimiento, terminó diciendo: "Me gusta Extremadura. Estoy enamorado de esta tierra. Estoy apasionadamente enamorado de esta tierra", una afirmación que Aznar señaló que compartía. Eso dijeron.