Fue el 18 de julio de 1963 cuando se inauguró el colegio Nuestra Señora de Bótoa, siendo alcalde de la ciudad Emilio Martín y su primer director Carlos Rodríguez Repiso. El edificio de la calle Stadium, en la barriada de Pardaleras, pronto se quedó pequeño para acoger la gran demanda de alumnos --en los años 70 llegó a ser el más grande de Badajoz con 50 unidades-- y se tuvieron que alquilar chalés en la calle Marín de Rodezno e instalar aulas prefabricadas ---conocidas como Las Latas-- para dar cabida al cada vez más numeroso alumnado. A los pocos años se levantó el edificio de la calle Cordero y desde entonces el colegio ha estado dividido en dos.

Durante la construcción del inmueble de la calle Stadium, se empezó a denominar popularmente como "el colegio del hoyo", pues los cimientos junto a la muralla permanecieron abiertos mucho tiempo. Se cuenta que incluso fueron utilizados por los contrabandistas para el extraperlo.

Este centro se levantó al mismo tiempo que el que lleva el nombre de la patrona de Badajoz, el de la Soledad, por eso al de Pardaleras se acordó darle el de la copatrona de la ciudad. Y en su honor, el primer claustro de profesores aprobó que se hiciera una talla de la Virgen de Bótoa, que se encargó al escultor Guillermo Silveira y se costeó mediante suscripción popular. Los documentos recopilados por el centro dejan constancia de que en la colecta participaron las familias de los alumnos, la Guardia Civil, asociaciones y particulares muy conocidos en la ciudad como Antonio Masa Campos, Manuel Carracedo o Antonio Valdés Meléndez, entro otros. La talla se encuentra ahora en el edificio de la calle Cordero, aunque fue restaurada y poco tiene que ver ya con la imagen original que esculpió Silveira hace medio siglo.

En estos 50 años, por las aulas del Nuestra Señora de Bótoa han pasado miles de alumnos --hasta tres generaciones de una misma familia en muchos casos-- y más de 300 profesores, entre ellos, escritores como Jesús Delgado Valhondo, Gutiérrez Casalá o Justo Vila o el que fuera director de Promoción Cultural y actor Carmelo Sayago. El centro fue perdiendo alumnado a medida que se fueron levantando colegios en otros barrios y en este mismo, pero lo que mantuvo, según destaca su actual directora, Emilia Ramos, fue su espíritu de innovación y ganas de afrontar nuevos proyectos, una filosofía que conserva a día de hoy.

En los años 70 y 80 llegó a contar con hasta cuatro y cinco aulas de Educación Especial y hace tres décadas que a sus clases empezaron a asistir alumnos de familias inmigrantes. Ahora, el centro tiene 400 alumnos, el 20% niños de otros países, y una treintena de profesores. Escolares de origen chino, árabe, de Africa o Latinoamérica que, según la directora, enriquecen a la comunidad educativa con sus diferentes culturas y tradiciones.

Para conmemorar las bodas de oro del colegio de Pardaleras se han llevado a cabo numerosas actividades durante el curso en las que se han implicados los propios alumnos, los profesores y los padres y que han hecho regresar a sus aulas a muchos exalumnos y antiguos maestros. En una gran exposición se reunieron fotografías de estas cinco décadas y se ha hecho un blog con motivo del aniversario, donde se han recopilado documentos, fotos, anécdotas e información sobre su historia. La intención de la directora es mantener abierto este canal "para buscar testimonios de antiguos alumnos y saber qué ha sido de sus vidas", explica.

Además, el pasado mes de abril se celebró una convivencia con actuaciones de bollywood y flamenco a cargo de exalumnas y otras con los escolares que ahora se forman en el centro para poner el broche a los actos de conmemoración.

A pesar de que las infraestructuras no han sido las más adecuadas y desde hace más de 20 años los padres y profesores reivindicaban y ansiaban unas nuevas instalaciones --cuyas obras ya se han iniciado y estarán listas en el curso 2015-2016--, el colegio de Pardaleras ha querido seguir apostando por proyectos innovadores en sus aulas. "Las instalaciones son un problema tremendo para la organización y un inconveniente para los padres, además de que la demanda de escolarización ha bajado en los últimos años por eso, pero no son un impedimento para que sigamos apostando por experimentar", asegura Ramos.

Hace solo unos días la directora recogía uno de los premios Joaquín Sama, concretamente a la innovación educativa en la modalidad B Una escuela más cooperativa y equitativa por el proyecto La biblioteca escolar una experiencia de inclusión en la escuela , a través del cual un grupo de alumnos de atención a la diversidad son los encargados de organizar la biblioteca del colegio y quienes ejercen de maestros del resto de compañeros. "Es una iniciativa preciosa, porque para ellos supone mucho ser los que más saben sobre la biblioteca", cuenta con orgullo Emilia Ramos.

Otros de los proyectos de los que presume el centro es de la radio escolar, que se puso en marcha en el 2013 y a través de la que se informa de todo lo que ocurre en el colegio. También realizan libros digitales, han conmemorado el Milenio del reino de Badajoz con multitud de actividades, realizan rutas por Badajoz e incluso viajaron con el circo a través de un programa de Educación Física. "Hay un profesorado con muchas ganas de trabajar y que se implica en todo lo que se le propone", dice la directora, que por eso está convencida de que este colegio de oro "puede ser lo quiera en el futuro con la gente que tiene".