No se trata de un error, ni de que los habitantes de esas poblaciones sean fanáticos del automóvil y compren uno casi para cada día. El estudio de Automovilistas Europeos Asociados recoge que en 18 poblaciones --ninguna de ella en Extremadura-- hay censados más vehículos que habitantes.

El caso más extremo es el de la población de La Cerollera, en Teruel. En su padrón apenas constan 124 personas, pero tiene censados más de 15.000 vehículos, lo que supone 122 coches por cada vecino. Mientras, en Rajadell (Barcelona) hay menos de medio millar de vecinos pero casi 25.000 coches (53 por habitante). La lista sigue hasta Serranillos del Valle, en Madrid, donde el número de vehículos censados triplica al de sus poco más de 3.000 habitantes.

¿El motivo? En todas esas localidades los ayuntamientos han utilizado la potestad para fijar el impuesto de circulación dentro de determinados márgenes y se han ido al tramo más bajo posible. Con ello, los vecinos pagan menos impuestos, pero a la vez atraen a las empresas de alquiler de automóviles, que censan sus flotas en esa localidad y consiguen así un importante ahorro.

Poniendo el ejemplo de La Cerollera, para el tramo donde hay más vehículos, el de entre 12 y 15,99 caballos fiscales, el impuesto no llega a 18 euros (72 menos que en la ya barata Cáceres). Si en esta población los vecinos disponen de un centenar de coches, la recaudación sería de apenas 1.800 euros.

Pero el caso es que han atraído otros 15.000 coches de empresas de alquiler, con lo que la recaudación sube hasta 270.000 euros, algo impensable para el ayuntamiento de esta población: para sacar el mismo dinero a sus vecinos tendría que poner el impuesto a 2.700 euros por coche.

Así, todos contentos: los vecinos, porque son los que menos pagan de España por este impuesto; el ayuntamiento, porque recauda mucho más de lo imaginado y además esos coches no colapsan sus calles, y la empresa, porque se ahorra millón y medio de euros.