Un avión F-5 de la base aérea de Talavera la Real, en vuelo de instrucción, se estrelló a las 11.20 de la mañana de ayer en una finca de Torre de Miguel Sesmero, a 30 kilómetros al sur de la base, al entrar en la zona de turbulencias de una tormenta. Resultó muerto el teniente instructor David Martínez Laborería, y herido en un codo el alumno Luis Suárez Tijerina, alférez.

En un principio se esperaba que ambos pilotos estuvieran con vida, pues tres hombres que trabajaban en el campo en ese momento y que dieron la voz de alarma, manifestaron que habían visto cómo antes de estrellarse el caza se desplegaban dos paracaídas, que cayeron a 4 y 6 kilómetros del lugar del impacto.

La causa del accidente aún está por determinar, a la espera del resultado del análisis de los restos, pero fuentes de la base manifestaron que "los pilotos avisaron a la torre de control de una emergencia por turbulencias, luego hubo unos segundos de silencio y ya no supimos más hasta que bajamos", manifestó el comandante Aizpurúa, que también estaba en vuelo en ese momento y escuchó a sus compañeros por radio.

LA BUSQUEDA

La zona del accidente está a 4 kilómetros de Torre de Miguel Sesmero, entre La Albuera a Santa Marta. Una vez avisada la Guardia Civil y el 112, se inició la búsqueda de los pilotos y enseguida se encontró al alumno, que sufría una luxación en el codo, de la que fue intervenido en el Infanta Cristina, de Badajoz. Aún había esperanzas de hallar al otro vivo, pero cuando fue encontrado, 20 minutos después, no pudieron hacer nada por salvar su vida.

"Hemos sido los primeros en sospechar algo, por el aviso de emergencia que escuchamos en la radio, pero hasta que no bajamos no pudimos confirmar nada. Luego ya había noticias de la Guardia Civil y del 112", contó el comandante Aizpurúa, quién explicó también que "hay una altura mínima de seguridad a partir de la cual se salta en paracaídas". En su opinión, a sus compañeros "les dio tiempo a analizar la situación y a saltar en paracaídas".

El suceso se supo de inmediato en la base y en el Servicio de Rescate, en Madrid, de donde salió un helicóptero, a la vez que se movilizaba otro de la Junta, pero éste no pudo despegar debido a las condiciones climatológicas. El otro, aunque sí despegó, no pudo entrar en la zona por el mismo motivo. Poco después, la base mandó ambulancias, un ingeniero con un equipo de rescate, policía para acordonar la zona, un fotógrafo y oficiales de seguridad. No obstante, la competencia de la investigación es de Citram, un órgano nacional para la investigación de accidentes.FLOTA ANTIGUAPor otro lado, el comandante Barea manifestó en el lugar del accidente que el F-5, "como toda la flota, tiene unos 30 años" y que no era uno de los cuatro prototipos reformados que ya hay en la base, pues toda la flota será adecuada con nuevos sistemas para modernizar sus equipos, aviónica y mandos de vuelo y comunicaciones, aunque "han pasado las revisiones requeridas", añadió.Los F-5, por su antigüedad, "no llevan caja negra; los renovados sí la tendrán, pero el avión suele hablar, aunque sea después", afirmó el comandante Barea. Ahora, parte de la investigación depende de lo que pueda aportar el piloto que salvó la vida.LOS PILOTOS

El teniente David Martínez tenía 26 años, era de Logroño aunque su familia vive en Pamplona, y estaba casado. Llevaba 3 años en Badajoz y 1,5 como instructor. Según Aizpurúa, "él pidió venir; tenía entre 500 y 600 horas de vuelo. Era de los mejores". Su familia salió de Zaragoza en avión militar hasta Talavera, donde esta mañana se celebrará un funeral con la asistencia del ministro de Defensa, Federico Trillo, y del jefe del Estado Mayor del Aire. Se cree que la familia lo enterrará en Logroño. El alférez Luis Suárez es de León, soltero, tiene 25 años y unas 200 horas de vuelo.OTROS ACCIDENTESLos últimos accidentes aéreos ocurridos en Extremadura fueron: el pasado 21 de noviembre, cuando un Eurofighter de Getafe se estrelló en Alía, Cáceres, sin víctimas mortales; otro en 1990, en el que murieron dos pilotos al estrellarse otro F-5 en las cercanías de la base de Talavera; otro, meses después, en el que el alumno piloto salió ileso, y uno más en el 98, en el que murió el capitán Palau en otro F-5.