La extracción de uranio es un proceso complicado y costoso. Se trata de un material que no se encuentra en estado puro en la naturaleza. Hay que someterlo a un proceso de limpieza, trasformación y concentración. Después, mediante su exposición a altas temperaturas, se forman pequeños bloques de apenas dos centímetros de alto y uno de diámetro. Alineados en barra, estas pastillas pueden liberar gran cantidad de energía y su uso principal es el de combustible para las centrales nucleares. Los reactores españoles consumen al año unas 150 toneladas de uranio enriquecido. Este combustible hay que importarlo, con un coste que ronda los 250 millones de euros al año. Los partidarios de este tipo de yacimientos esgrimen que reduciría la dependencia energética exterior del país.