Los planes de varias empresas para instalar parques eólicos en Extremadura quedaron frenados el 23 de mayo del 2000 cuando el presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, afirmó que sólo se admitirían proyectos que llevasen como añadido la implantación de industrias que generasen un número significativo de empleos.

En concreto, Ibarra aludió al plan de la Compañía Eólica Aragonesa, que pretendía invertir 126 millones de euros en Las Hurdes para colocar aerogeneradores, y prometía, a cambio, 1,2 millones de euros al año para los municipios agraciados . El presidente extremeño dijo entonces que sólo se daría luz verde si el parque se acompañaba de la generación de 1.500 empleos.

Dos días después, Ibarra señaló en la Asamblea que tenía sobre su mesa 150 proyectos eólicos, con una inversión conjunta superior a los 3.000 millones de euros. La mayoría provenían de empresas que, además, poseían divisiones industriales en sectores como el aeronáutico, por lo que el presidente de la Junta reiteró que no se permitiría "colocar los molinillos aquí para suministrar energía a industrias que se instalen fuera". Todos los proyectos quedaron, desde entonces y hasta ahora, paralizados.