Raúl R. G. tiene 17 años y lucha por salvar su vida en el hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres. Es un joven catalán, hijo de padres extremeños, que se recupera de las heridas sufridas tras un accidente de tráfico que en un instante le ha cambiado su futuro.

El pasado sábado se dirigía junto a sus padres, abuelos y un hermano hacia la localidad pacense de San Benito de la Contienda, pedanía de Olivenza, para asistir al bautizo de un sobrino. A las dos de la tarde pasaba por el punto más negro de la N-V en Cáceres, la localidad de Santa Cruz de la Sierra, y en pocos segundos todo cambió. Sus padres Juan Francisco Rueda Ramírez y Ana Guerrero González, ambos de 41 años, y su abuelo Miguel Guerrero Guerrero, de 72 años, fallecieron en el acto tras salirse de la carretera el vehículo en el que viajaban. Su hermano, Albert R. G., de 4 años, murió el domingo en el hospital Infanta Cristina.

En la distancia, ayer recibía el cariño de sus paisanos de Barber del Vall¨s, municipio cercano a Sabadell donde vivía esta familia. Allí, cerca de un millar de personas dieron el último adiós a sus padres y su hermano en la iglesia de Santa María.

Aquí, en la tierra de su familia y que le ha visto crecer, ya tiene el apoyo de propios y extraños que le dan ánimos a él y a su abuela, Carmen González, que, desde la UCI del hospital Infanta Cristina, trata de vencer al coma.

CON EL ALIENTO DE TODOS

La de Raúl es una historia que ya comparten todos. El dolor no es sólo suyo, sino de las personas de buena voluntad que se unen en casos de tragedia. Por eso, aunque quizás cuando el joven recobre el conocimiento desee no haberlo hecho, tendrá el cariño de los extremeños, tierra que estará unida a él para siempre, y la de los catalanes, donde probablemente volverá una vez se recupere de sus heridas.

Suena a tópico en estos casos, pero los comentarios llegados tanto desde San Benito de la Contienda como de Barber del Vall¨s son claros: "Era una familia sencilla y muy apreciada en el pueblo". Este reconocimiento ayudará a Raúl a seguir adelante.

Además, tendrá el cobijo de su familia que tiene en Cataluña, así como el de todo un pueblo, San Benito de la Contienda, que está consternado por el suceso, y que espera seguir recibiendo a Raúl, un habitual del verano en esta pequeña localidad extremeña.

La Junta también se ha mostrado interesada en ayudar, pero no puede ejercer la tutela porque el joven tiene familia en Cataluña.

En cualquier caso, en un sitio o en otro, Raúl debe saber que no estará sólo para superar esta contienda.