La delicadeza de la artesanía de India y Vietnam contrasta con la fuerza de las máscaras africanas y el colorido alegre de Sudamérica en las estanterías de La Casa del Sol, donde huele a chocolate, café y especies. En esta tienda, situada en la calle Francisco Pizarro, de Badajoz, cada artículo en venta tiene un sello personal y una identidad, su DNI, porque detrás de cada pieza hay una historia.

Esta tienda de comercio justo, que abrió hace tres años, pone en contacto a dos mundos con suertes y realidades bastante diferentes y alejadas: el mundo del que compra y el de las cooperativas de los países en vías de desarrollo que venden sus producciones.

"Cuando alguien se lleva una figura de barro de esta tienda no sólo adquiere un artículo exclusivo, sino que está contribuyendo a que el autor de esa obra tenga una vida digna", explica Lorena Rivera, presidenta de la ONG La Casa del Sol, que gestiona esta tienda de Badajoz.

Cuando abrió muchas personas desconocían el término comercio justo y algunas confundían el concepto con el precio, "esperaban encontrar productos rebajados", según Lorena Rivera. En su opinión, "pagamos el precio que realmente tienen las cosas y no el que le ponemos nosotros o queremos pagar".

En estos tres años el número de clientes se ha duplicado. "Tenemos un un público fiel y fijo, de todas las edades, y cada mes se suman nuevos clientes". A pesar de ello, todavía hay muchas personas que desconocen que los productos que se venden en este tipo de tiendas proceden de comunidades de Asia, Africa y Sudamérica que han adquirido el compromiso, para vender sus productos por esta vía, de pagar el mismo salario a hombres y a mujeres, no permitir que los niños trabajen en la producción, que las mujeres puedan tomar decisiones y de utilizar procedimientos ecológicamente sostenibles. Todo este esfuerzo se esconde detrás de cada artículo de La Casa del Sol. Mientras que la artesanía llega diréctamente del país de origen, los alimentos como las mermeladas, el chocolate o el café, se elabora en Europa, pero con materias primas de Africa, Sudamérica o Asia.

"Además, hay organismos mundiales que se encargan de velar porque las cooperativas cumplan estos compromisos, como Intermon Oxfam". Lorena insiste en la importancia de que llegue a los compradores "la idea de la veracidad, de que todo esto es cierto y no se está vendiendo mentira".

Las cooperativas

Precisamente la semana pasada estuvo en Cáceres la gerente de la cooperativa Thailandesa Green Net, Boonjira Tanruang. Ofreció un charla organizada por Intermon Oxfam para explicar que el comercio justo establece unas relaciones comerciales basadas en el "trato directo y el respeto mutuo, con criterios no sólo económicos sino sociales y ambientales".

Según explicó Tanruang a este diario, gracias al comercio justo, los 1.500 socios que forman su cooperativa tienen "un salario justo y digno" y pueden invertir en proyectos sociales para la comunidad. En 1993 estos campesinos, "cansados de ver cómo las grandes corporaciones y los intermediarios se quedaban mucho dinero, se unieron para apoyar a los pequeños productores y buscaron otra alternativa que les ofrecía "más oportunidades, un mejor precio y una vida mejor".

Los productores son el primer eslabón. Luego, en los países del norte, las organizaciones de comercio justo trabajan con ellos, con el fin de abrir mercado a sus productos. Así, las importadoras y las tiendas hacen posible que los artículos lleguen a los clientes y que reciban un precio justo. "Son un poco más caros, pero pagas calidad y ética, es un consumo responsable".