Sus Majestades los Reyes Magos llegaron ayer a Plasencia sobre tres carrozas estrenadas para la ocasión. No pasaron desapercibidas, por su colorido y por sus nueve metros de largo. En cada una, Melchor, Gaspar y Baltasar respectivamente y un total de 25 pajes --niños que fueron elegidos a través de un sorteo popular-- y miembros de la asociación síndrome de down, que lanzaban kilos de caramelos.

Los recogieron cientos de niños que no quisieron perderse un año más la cabalgata a pesar del frío y el viento, aunque la lluvia de días anteriores dio una tregua para que los más pequeños pudieran vivir su ilusión.

Unos esperaban justo a la entrada de la asociación vecinal de La Data, de la que salió el desfile a las siete de la tarde y por primera vez con la banda de cornetas y tambores de la Organización Juvenil Española a la cabeza, que interpretó una variedad de villancicos.

También hubo niños en el recorrido, por Cañada Real, la avenida Virgen del Puerto, la avenida de La Salle, Alfonso VIII y calle Talavera. Este año se ha cambiado el recorrido debido a las obras en la calle del Rey, por la que habitualmente accedía el desfile a la plaza Mayor. Esta estaba, un año más, abarrotada. En el centro fue donde se concentró un mayor número de niños, que pudieron entretenerse durante la hora que tardó en llegar la comitiva gracias a Los Lunnis y a su karaoke, en el que pudo participar todo el que quiso. La escuela Plantagenet animó con sus bailes hasta que los Reyes Magos aparecieron en sus carrozas, saludando y lanzando caramelos, para subir después al balcón del ayuntamiento y advertir a los niños de que debían irse pronto a la cama.