De una explotación con casi 300 cabras al vacío sanitario. En solo un año la ganadería de Mercedes, ubicada en el término de Alía (Cáceres), ha desaparecido. En un control de sanidad rutinario dieron positivo a la enfermedad de tuberculosis 80 cabras. Todas fueron sacrificadas y en la segunda prueba realizada en el matadero, resulta que solo cuatro de los 80 animales muertos tenían la infección. El resto eran falsos positivos. «Queremos una prueba exahustiva, que nos maten a los animales que están realmente enfermos, porque se está demostrando que en una segunda prueba resulta que la gran mayoría de los que al principio dan positivo luego no tienen tuberculosis», reclama Mercedes. En su caso, por cada una de las cabras que podría haber vendido por 120 euros solo recibió 10 euros, al resultar positivos a la primera prueba rutinaria. «Es una pérdida económica muy importante». Tras detectarse tuberculosis en una explotación esta queda inmovilizada, el ganadero no puede vender animales pero sí puede comprar y eso fue lo que hizo Mercedes. «Hace dos meses repusimos las 80 cabras, las compramos en Garbayuela, y nos voliveron a salir 30 positivos. Ahora hemos pedido el vacío sanitario porque está afectada el 50% de la cabaña y nos lo han concecido», cuenta. Esto supone que se quedarán sin cabras, fumigarán la explotación y la consejería indemnizará a la ganadería para que pueda volver a comprar animales cuando pasen al menos tres meses. «Pero esa no es la solución, no podemos estar siempre con el mismo miedo, ¿y si nos vuelve a pasar? Hay que atajar esta enfermedad, dar más ayudas y sobre todo hacer pruebas más exhaustivas a los animales. Porque aunque sean positivos esos animales se venden para consumo humano, mientras los ganaderos no hacen más que perder dinero. Es muy triste», afirma.