El arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil, considera, respecto a la adhesión del Monasterio de Santa María de Guadalupe a la archidiócesis extremeña, que es un asunto en el que "hay que dejar que la Iglesia tome sus decisiones porque es una cuestión eclesiástica".

En una entrevista, García Aracil asegura que desconoce que avances se han producido tras la reanudación de los trabajos de la comisión encargada de estudiar este asunto, con la llegada del nuevo Papa, la duración que pueda tener el mismo y la materia que esté estudiando.

A su juicio, aunque puede ser lógico que desde los partidos políticos "se muestre interés" por resolver esta demanda "expresando una voluntad de defensa de aquello que pueda llegar al alma, popular", no sabe "hasta qué punto es acertado ir más allá" ya que es una cuestión eclesiástica.

Indicó que cuando la Santa Sede ha puesto esa comisión en camino "habrá que esperar qué determine", porque lo demás es aventurar cosas que se puedan sospechar "y que es peligroso porque dichas con la mejor voluntad se pueden interpretar como expresión de una tendencia personal".

"Mi tendencia es que ojalá los extremeños queden plenamente complacidos, pero comprendo las dificultades que hay", aseveró.

BALANCE García Aracil, que cumplirá en el 2006 dos años al frente de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, también destacó que desde su llegada se planteó conocer los recursos de la diócesis y aprovecharlos. En este sentido, recordó que se ha reincorporado el Consejo del Presbiterio, con un mayor aprovechamiento de la labor de los laicos, y se lleva a cabo una campaña, aún no finalizada, de integración de todos, para que tengan conciencia de su pertenencia diocesana y que participen lo más posible.

García Aracil, que también destacó que ha mantenido contactos con todos los colectivos diocesanos, defendió que desde la Iglesia se puede hacer más con los jóvenes "aunque no es sencillo porque hay muchos factores en contra".

Además, añadió que no comparte el "tópico" de que no es posible si lo padres no ayudan, porque lo que hay que hacer es "trabajar con los niños, sea su padre como sea".

En cuanto a las expresiones populares que se producen con motivo de la Semana Santa, García Aracil dijo que él "no rompería nunca con las manifestaciones públicas de religiosidad o de piedad popular que se dan" y añadió que "en algunos casos hay que saberlas aprovechar y cultivar y donde no las hubiere a lo mejor habría que propiciarlas".

En cuanto al descenso de vocaciones sacerdotales, el arzobispo de Mérida-Badajoz no cree que pueda solucionarse con medidas como la ordenación de mujeres o que los sacerdotes puedan casarse, sino que entiende que se debe a la ausencia cada vez mayor de "capacidad de compromiso permanente con algo". Según dijo, en la iglesia protestante hay sacerdotes casados, pero siguen teniendo problema de vocaciones.

"El problema de la vocación sacerdotal no es echar manos de un saco más abundante", dijo García Aracil. A su juicio, "la prueba de que el fallo está ahí y no en que haya mujeres o se puedan casar está en que cada vez se casa menos gente, por la Iglesia o por lo civil".