El Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (MNAR) acoge hasta el próximo dia 25 de noviembre la exposición Atapuerca y la evolución humana , dirigida por Juan Luis Arsuaga, co-director del Equipo de Investigación de Atapuerca. En ella se presenta una selección de elementos encontrados en los yacimientos de la sierra de Atapuerca, un tesoro científico de primer orden.

La primera impresión que se tiene al entrar en la muestra es la falta de espacio, motivo por el que algunos elementos de la exposición no han podido viajar a Mérida, pero a pesar de ello, se puede decir que es una selección muy completa.

Además, se ha organizado con criterios museísticos modernos, que se centran más en la reconstrucción ideal de lo que se quieren mostrar que en escoger piezas aisladas que pueden quedar fuera de contexto.

El recorrido comienza con una referencia a Africa como cuna del origen del hombre. Así, se detallan los hallazgos craneales que representan la geneología africana de la humanidad a partir de Lucy, una homínido de 3,5 millones de años, hasta desembocar en Atapuerca.

La imagen de Lucy es la llave para trasladarnos al pasado e imaginarnos un mundo donde nuestros antepasados tenían la misma altura de un niño de cuatro años.

La siguiente zona explica cómo se descubrió el yacimiento de Atapuerca, relacionado con las obras realizadas en 1900 para el paso del ferrocarril, y el anuncio de los últimos hallazgos a través de los medios de comunicación, en el que destaca un diente humano encontrado en el yacimiento de la Sima del Elefante, zona que supera los 1,2 millones de años de antigüedad.

Posteriormente está el yacimiento de la Gran Dolina, donde a través de fotografías de gran formato nos explica su salto a la fama al encontrarse allí los fósiles humanos más antiguos de Europa, que se han datado aproximadamente en 800.000 años y que han puesto al descubierto una nueva especie, el Homo antecessor , que se sitúa cerca del antepasado común, el Homo de neanderthal , y del Homo sapiens .

Entre los descubrimientos, destaca la evidencia de que estos humanos practicaban el canibalismo. Los investigadores estudian si este fenómeno ocurrió una vez o fue una práctica sostenida en el tiempo. La prueba la encontraron en los huesos humanos, que muestran marcas producidas por instrumentos afiliados y que son similares a las encontradas en herbívoros.