Los sindicatos PIDE y CSI-F Enseñanza advirtieron ayer de que el próximo curso escolar puede comenzar en la región con déficit de profesores en los institutos extremeños. Ambas organizaciones consideran que la cifra de vacantes para interinos hecha pública por la Junta de Extremadura no cubre las necesidades de muchos centros de la región. Según CSI-F, se requerirían entre 70 y 80 profesores más, mientras que desde PIDE se elevaba la cifra a unos 110. Desde la Consejería de Educación se aseguró, por contra, "que este curso habrá más profesores que el pasado, a pesar de que se ha reducido el número de alumnos".

Según los sindicatos, la Dirección General de Personal Docente de la Junta instó ayer a los equipos directivos de los centros a que comunicasen a las direcciones provinciales de Educación cualquier discrepancia en relación a las vacantes publicadas. "Lo fundamental es que el curso se inicie ya con todo el profesorado", incidió ayer Adrián Vivas, presidente autonómico de CSI-F Enseñanza, quien exigió a la consejería "que corrija esta situación lo antes posible y que ponga todos los medios a su alcance para que comience el curso escolar con toda normalidad".

Este responsable sindical denunció también lo que califica como "múltiples errores" producidos en el proceso de adjudicación de vacantes para el presente curso en Extremadura. "Existe malestar entre los profesores a los que adjudicaron a finales de julio un destino que cuando llegaron a su centro no existía. Ahora se consideran perjudicados, ya que han perdido su turno de petición y pretenden adjudicarles otro destino que nada tiene que ver con lo solicitado por orden según méritos", afirmó ayer. Fuentes de la Junta declararon no tener constancia de estas irregularidades.

Por su parte, José Manuel Chapado, presidente de PIDE, apuntó que la discordancia entre las solicitudes de profesores realizadas desde los institutos y el número de vacantes hecho público por la Junta puede llevar a los centros a sobrecargar "hasta el máximo legal" su horario lectivo, y a tener que reducir las horas complementarias destinadas a, entre otras tareas, la atención directa al alumnado y a los padres o a la preparación de las clases.