Tras tres días de análisis, el Congreso Internacional El espíritu de las ciudades de Europa finalizó ayer con ese regusto agridulce que queda cuando se sabe que la realidad siempre es más cruel que el deseo, cuando el hormigón y la piqueta especulativa demuestran su aplastante fuerza ante tanta teoría.

Sin embargo, según el director técnico del congreso, Teófilo González Porras, debe tenderse a la utopía para que algún cambio se haga realidad. Y en ese sentido han ido las conclusiones del congreso, leídas en el acto de clausura.

De esta manera, los planes para regularizar el crecimiento de las ciudades deben ser muy flexibles y adaptarse a la velocidad casi de vértigo que han adquirido en la actualidad.

En este sentido, una de las primeras conclusiones del congreso es que "los cambios de uso en los centros históricos han de controlarse exhaustivamente para evitar que el espacio de escala humana y referencia histórica se trivialice, perdiendo el sentido y espíritu propios".

Calidad de vida

Otro de los grandes ejes temáticos del congreso fue la calidad de vida y su percepción en la ciudad. Teófilo González apuntó durante la lectura de las conclusiones que "la calidad de vida está relacionada con la sostenibilidad de todos sus procesos, consumos, funcionamiento, emisiones y residuos".

A pesar de que las ciudades ideales no existen, González Porras afirmó que sólo la utopía llevará a potenciar la reflexión sobre las mismas.

También dejó claro la necesidad de delimitar los problemas de la ciudad con respecto a otras realidades geográficas como las áreas metropolitana, regiones urbanas o galaxias urbanas. "En una democracia sin adjetivos --dijo Teófilo-- con libertad en el campo económico, la planificación es el instrumento indispensable para superar las contradicciones territoriales". En este sentido, las infraestructuras de abastecimiento y saneamiento contribuyen a la calidad de vida, pero siempre que no se hagan patentes en el paisaje urbano.

"Hay que gestionar una política de demandas que no haga peligrar el equilibrio con el recurso. Para ello: cultura, ahorro y reutilización", asegura Teófilo González.

El profesor quiso profundizar en la situación actual de Cáceres. Dijo que son necesarias políticas integradas en los ámbitos urbanístico-territorial, patrimonial, turístico-cultural y ambiental, con la combinación de estrategias públicas y privadas.

Percepción ciudadana

No faltó, por supuesto, la referencia a la encuesta realizada en Cáceres sobre el grado de satisfacción de los ciudadanos, que recalca el impacto visual agradable, la identificación con la urbe y el alto grado de autoestima. En todo caso, destaca una sensación general homogénea, por encima de generaciones.

Las conclusiones señalan, además, que el modelo de ciudad depende de la capacidad de entender ésta como un espacio multiforme en el que coexisten distintas voces y culturas, así como de las políticas de reequilibrio social que eviten la exclusión y fomenten la participación ciudadana.