No solo es un manjar gastronómico y una especie muy apreciada por muchos aficionados a la pesca deportiva. La tenca, uno de los peces más representativos de Extremadura, puede servir también como indicador del nivel de contaminación medioambiental. Es lo que ha demostrado la tesis doctoral de David Hernández Moreno miembro del grupo de investigación de Toxicología de la Universidad de Extremadura. Hernández explica que el principal motivo por el que se escogió este pez para realizar la tesis es que "en el Departamento de Toxicología queremos seguir dos líneas de investigación, una sobre toxicología alimentaria y otra sobre toxicología ambiental, y esta especie de pez cubría ambas ramas".

Además, este descubrimiento resulta especialmente trascendente si se tiene en cuenta que se trata de una especie muy común tanto en los países del centro y el Este de Europa como en varias regiones españolas, principalmente en Extremadura y, en menor medida, en Andalucía. "Esto le da más interés, porque se pueden llevar a cabo relaciones entre diversos estudios. En la República Checa, por ejemplo, ya se han realizado muchos trabajos con este pez".

Con el fin de demostrar su hipótesis, David Hernández sometió a las tencas a la exposición a dos plaguicidas de uso muy común en los campos extremeños, el carbofurano y la deltametrina. Con las lluvias, por arrastre, aumentan las posibilidades de que lleguen estos tóxicos a los ríos, embalses y charcas que habitan estos peces y de los que se abastecen tanto el ganado como las especies cinegéticas.

Durante noventa días, los peces fueron objeto de dos ensayos diferentes de toxicidad en acuarios con sendos insecticidas: a lo largo de sesenta días se les suministraba el plaguicida y los treinta días restantes se evaluaba la posible recuperación a nivel celular de las alteraciones que habían sufrido. Posteriormente se disecaron diferentes tejidos (hígado, branquias, cerebro y músculo) y se valoró la evolución que habían experimentado diferentes parámetros bioquímicos (biomarcadores). Finalmente, se comprobó que se habían alterado las enzimas encargadas de degradar el tóxico a nivel interno, tanto en cerebro como en el hígado. "El objetivo es tener una biblioteca de la que se pueda echar mano. De esta forma, si recogemos un grupo de tencas y se comprueba que han sufrido ciertas alteraciones podremos saber qué pesticida o qué herbicida se ha utilizado", aclara el autor de la tesis.

David Hernández obtuvo con esta tesis la calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad y el título de Doctor Europeo. El trabajo fue dirigido por los profesores de la Uex Marcos Pérez López y Francisco Soler Rodríguez.