María y Lázaro encabezan una gran familia que, año tras año llegado el invierno, se unen para celebrar una gran tradición extremeña, la matanza del cerdo. El día comienza muy temprano, cuando gran parte de ellos se disponen a sacrificar al cerdo; los amigos y familiares se vuelven piezas fundamentales en un día donde a pesar del trabajo todos disfrutan y se lo pasan en grande. Mientras tanto, las mujeres de la casa se quedan preparando todo lo necesario para que cuando llegue el ejemplar todo esté a punto. María lleva matando desde que era niña con sus padres y ahora con su propia familia. Aprendió esta tradición y junto a su marido ahora se la enseña a sus nietas. Y es que, según comenta, en este día se reúne la familia al completo y disfrutan juntos todas las generaciones de la familia y los amigos.

A pesar de las ventajas de la modernidad y del descenso de las matanzas domiciliarias, muchas familias prefieren seguir engordando sus cerdos para luego, llegado su San Martín, poder disfrutar de productos únicos que no se encuentran en ninguna tienda. La confianza que les dan sus propios animales y el proceso llevado en casa es motivo suficiente para que sigan repitiendo un ritual que en la mayoría de las ocasiones se ha heredado de padres a hijos.

Duro trabajo

Una vez sacrificado al animal, comienza un duro trabajo para todos, porque hay que picar la carne, pesarla y aliñarla, unas tareas que son fundamentales para que todo salga a la perfección. Cada uno tiene su propio truco para que los embutidos, o la presa extremeña, salga al gusto de cada uno.

Una vez que se han degustado las pruebas de chorizo y salchicón, previa certificación veterinaria, y con el estómago lleno todos comienzan con el trabajo más delicado y cuidadoso, llenar los chorizos, salchichones, embuchar los lomos. Todo con mucho esmero y cuidado para que no haya ninguna sorpresa desagradable.

Con los techos repletos de presa extremeña colgada sólo queda esperar a que el tiempo y el frío curen cuidadosamente las piezas para que una vez puestas sobre la mesa la familia pueda disfrutar de sus propios embutidos.