Miles de personas volvieron a llenar ayer las calles para presenciar los cortejos penitenciales del Martes Santo cacereño, una jornada que desfila por la tradición con dos bellas imágenes del siglo XVII: Jesús del Perdón y Cristo del Amparo. La primera salió a hombros de la cofradía de los Ramos con una nueva cruz de oro sobre el pecho, diseñada por Dalí y legada en testamento por la fallecida Mercedes Calle Martín Pedrilla.

La comitiva dejó San Juan a las ocho y media, por primera vez al paso de tres bandas: los Ramos, las Batallas y la diputación. Una larga comitiva escoltó el paso de Jesús del Perdón --rodeado de orquídeas, anturiums, liatris y claveles--, talla rescatada de la iglesia de Granadilla cuando el pueblo fue desalojado a raíz de la creación del pantano de Gabriel y Galán. Atribuida a la escuela salmantina de Churriguera, desde 1996 procesiona con los Ramos sobre andas de nogal de 1949.

SALE EL AMPARO

A las once en punto, todas las luces de la Montaña estaban apagadas para aguardar la salida del Cristo del Amparo, la cofradía más austera. Atuendos negros y nazarenos, rostros ocultos con verduguillos, férreo voto de silencio y una oscuridad sobrecogedora. La talla comenzó su lento descenso a la ciudad marcado por un timbal destemplado, ornamentada únicamente con flores silvestres: hiedra, jara, brezo y tomillo recogidos por los cofrades. La Policía Local, hermana de honor, escoltó la imagen. Al cierre de esta edición el paso bajaba hacia Concejo, donde cada año le aguardan miles de personas.