Uno de cada cuatro controles de drogas que realiza la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en las carreteras extremeñas arroja un resultado positivo. En concreto, de los 5.009 que se efectuaron el año pasado en la comunidad autónoma, en 1.182 (un 23,6%) los conductores habían consumido algún tipo de sustancia estupefaciente. A pesar de ser elevada, la proporción es inferior a la media nacional, donde resultaron positivos más de un tercio de todas las pruebas realizadas por la Benemérita en el 2017 (31.165 de 89.812, un 34,7%), según los datos contenidos en una respuesta parlamentaria del Gobierno a los diputados del Grupo Socialista en el Congreso María Aurora Flórez y Miguel Ángel Heredia, y que no incluyen ni las cifras de País Vasco ni de Cataluña, por tener transferidas las competencias en materia de tráfico.

La proporción de positivos registrada en Extremadura es prácticamente calcada a la del 2016 (entonces fueron 566, un 23,7%). Por contra, lo más llamativo de los datos es que el más de medio millar de ‘narcotest’ realizados en la red viaria extremeña durante el 2017 duplicaron los 2.385 de los doce meses anteriores. En el conjunto del país el incremento en las pruebas entre un año y otro fue porcentualmente menos significativo, pero también muy importante, del 37,8%.

«La política de seguridad vial está persiguiendo más el consumo de drogas porque ha experimentado un ascenso importante en los últimos años», confirma Pedro Ignacio Martínez, jefe provincial de Tráfico en Badajoz. «Hasta hace relativamente pocos años», precisa, el elevado número de conductores y de fallecidos en las carreteras que presentaban alcohol en sangre hacía que lo que más «preocupase» a la Dirección General de Tráfico (DGT) fuese la ingesta de alcohol al volante. Ahora, las campañas de concienciación han dado sus frutos y el binomio ‘coche-alcohol’ ha dejado de estar «tan tolerado socialmente». Las drogas, en cambio, han experimentado una tendencia en sentido inverso por lo que, avanza, los controles se seguirán «intensificando» este año. «También hay ayuntamientos que nos están reclamando ‘drogotest’ para colaborar. Esta es una cuestión muy importante», incide.

IGUAL DE ALEATORIOS / A diferencia de lo que ocurría antes, apunta Martínez, los controles de drogas han dejado de tener un carácter más selectivo que los de alcohol, y ya se realizan ambos con la misma aleatoriedad. En esta línea, a finales de marzo, el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, presentó la ‘patrulla integral’, un nuevo modelo de vigilancia en las carreteras por el que se dotará a motoristas de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de equipos portátiles que les permitirán realizar tanto controles de velocidad como pruebas de detección de alcohol y de drogas.

Los podrán hacer de manera autónoma, sin necesidad de apoyo de los equipos de atestados ni de los equipos de control de velocidad. «Por lo tanto, en cualquier momento, en cualquier lugar, y durante un breve periodo de tiempo, se pueden hacer controles aleatorios», destaca Pedro Ignacio Martínez, que también subraya que las patrullas tendrán además capacidad de «‘saltar’ de una carretera a otra con lo cual se evita que las redes sociales puedan ‘chivarse’ de dónde están en cada momento».

Conducir con presencia de drogas en el organismo está castigado con mil euros y seis puntos del carné si la sanción es administrativa. Si es penal, con prisión de tres a seis meses; multa de seis a doce meses; o trabajos en beneficio de la comunidad de 30 a 90 días, siempre con la privación del derecho a conducir de uno a cuatro años. Como con el alcohol, la negativa a someterse a las pruebas supone prisión de seis meses a un año y la privación del derecho a conducir de uno hasta cuatro años.

La respuesta parlamentaria del Gobierno solo recoge los datos detallados de positivos para una única sustancia: la metanfetamina, que en Extremadura presentaron una clara evolución al alza el año pasado, con 164 detectados, multiplicando de esta forma por cuatro los del ejercicio precedente (41).