"Peras, melocotones, ciruelas, melones y sandías". No se trata de la proclama de ningún frutero, sino de la retahíla de productos que la organización agraria UPA repartió ayer a las puertas del Museo Reina Sofía, en Madrid. Así, madrileños y visitantes fueron obsequiados con 15.000 kilos de fruta procedentes de Extremadura. El objetivo es ya casi un clásico: denunciar los márgenes abusivos que se generan en el proceso de distribución comercial entre los productores y los consumidores.

"No es que el problema sea exclusivo de este sector, pero sí que puede ser el que presenta una situación más alarmante", señala Ignacio Huertas, secretario general de UPA Extremadura. Junto a él, una delegación extremeña de unas 30 personas participó en esta iniciativa, que estuvo organizada por la directiva nacional y en la que intervinieron representantes de UPA de todas las comunidades autónomas.

Para Huertas, la notable diferencia entre el precio que cobra el agricultor por la fruta y el que paga el consumidor es "inexplicable, ya que ni siquiera hay un proceso de transormación que justifique el encarecimiento". En su opinión, esta situación perjudica sobre todo al productor, al que se culpa de los elevados precios de la fruta, "a veces, incluso prohibitivos", apunta.

Por ello, el extremeño considera que iniciativas como la de ayer son "indispensables", porque contribuyen a sensibilizar a los consumidores. "Nuestra idea es buscar aliados entre los ciudadanos, ya que no solo pedimos precios justos para los agricultores, sino también para ellos. Así conseguimos sensibilizar a la gente con este problema y que les quede claro que no son los agricultores quienes se están beneficiando".