Es el mercado de la segunda mano el que permite que haya movimiento. Pero, tal y como explican los expertos, en muchos casos no significa que sea vivienda que ya haya sido habitada, sino aquellas promociones que se quedaron los bancos porque la empresa constructora quebró; ahora son las entidades financieras las que hacen de inmobiliarias y las sacan a la venta. Y ya no son consideradas casas a estrenar.

En general, la estadística dice que la compraventa de pisos usados lleva creciendo en Extremadura desde 2013, cuando la curva cambió de tendencia. Si comparamos el mercado actual con hace cuatro años, la realidad es que este tipo de operaciones se ha duplicado.

Los últimos datos del INE recogen que en 2017 se registraron 6.184 ventas de inmuebles de segunda mano (siendo los meses de mayo y junio los que mejores cifras tuvieron), mientras que, efectivamente, en 2013 fueron 3.073 operaciones de este tipo (liderando enero).

Esta gráfica contrasta con otra realidad que dejan los datos del INE: en ese mismo periodo la compra de vivienda nueva ha ido cayendo hasta un 74%. La traducción es que si en 2013 se despacharon en la región 2.414 pisos a estrenar, el año pasado apenas sumaron 627. La explicación es de sobra conocida: después del boom y la burbuja inmobiliaria, el ladrillo sufrió un parón histórico y dejaron de levantarse casas en la comunidad, de manera que apenas había -y hay- stock de viviendas de empresas promotoras.

Los profesionales del sector confían en que, a partir de ahora, la recuperación siga siendo la tendencia, aunque siempre teniendo en cuenta que quedará muy atrás lo que supuso la construcción en sus mejores momentos en Extremadura (llegó a significar aproximadamente el 15% del PIB regional).

Habría que recordar que en siete años la comunidad perdió el 94% del volumen de negocio de la vivienda libre; lo que implicó que más del 70% de los empleados perdieran su trabajo.

los PRECIOS / Y con la mejoría del sector, los precios empiezan a alzarse, aunque también de forma tímida. Un dato significativo es que en el primer trimestre de 2017 el valor del metro cuadrado ya estaba en costes similares al inicio de la burbuja. Según las estadísticas que recoge el Ministerio de Fomento, ese precio era de 864,6 euros de media (en Badajoz, 877,1 €; en Cáceres, 840,4 €), una cifra semejante a la que había en 2005.

A partir de ese año empezó a crecer y se llegó a principios de 2008 al pico máximo, con un coste medio de 1.027 euros el metro cuadrado. Valores que ahora se ven lejanos.