Al arroyo que termina en el Tamujoso le ha cambiado la cara. Su agua vuelve a manar clara después de años recibiendo las aguas residuales de Navalvillar de Pela. La estación depuradora (EDAR) de la localidad entró en servicio hace poco más de un año y, desde entonces, el agua mana más limpia. El problema es que eso cuesta dinero y, en estos tiempos de dificultades económicas, hablar de euros, de pagar y de impuestos es delicado.

Cada vez son más los municipios extremeños que cuentan con estación depuradora de aguas residuales. Esto supone un beneficio para la sociedad, al evitar vertidos urbanos insalubres a los ríos de la región. Por tanto repercute en la mejora del medio ambiente y del bienestar de todos. Pero no es gratis ni tampoco barato. Lo saben bien los alcaldes de aquellas localidades que están asumiendo en estos momentos la puesta en marcha y la gestión de este tipo de instalaciones. Para hacer frente a su mantenimiento se están viendo obligados a crear nuevos impuestos. En algunas de estas poblaciones los vecinos tendrán que hacer frente en este 2012 a un nuevo recibo con importes de hasta 50 y 60 euros anuales.

"Tal y como está la situación económica y con el elevado paro que tenemos, es un marrón y una carga, pero esto viene impuesto por la Unión Europea y, además, va en beneficio de todos", explica Juan Miguel Muñoz Martínez, alcalde de Galisteo, municipio próxim a Plasencia y que tiene un millar de habitantes. Su consistorio se acaba de hacer cargo de la EDAR, presupuestada en dos millones de euros y cuyo mantenimiento supera los 37.000 euros anuales. "Hemos cedido el mantenimiento a los servicios de la mancomunidad, porque hay otras trs localidades que tienen depuradora y a medio plazo se reducirán costes", explica el edil, que reconoce que el nuevo impuesto creado para costear la instalación no ha sentado bien a todos sus vecinos.

La normativa europea obliga a todos los municipios de más de 2.000 habitantes a disponer de sistemas de depuración de aguas. Actualmente España tiene abiertos dos procesos sancionadores en Bruselas y otro está en tramitación por no cumplir la legislación comunitaria en esta materia. Paralelamente las administraciones tratan, a contrarreloj, de dotar de estas instalaciones a todas las localidades. Pero no es fácil, porque son muy costosas. Primero en la construcción --entre 2 y 4 millones de euros, en función del tamaño-- y después en su mantenimiento --hasta 300.000 euros al año--. Solo la planta de Galisteo originó un gasto de casi 20.000 euros el año pasado en consumo eléctrico.

"El ayuntamiento no puede hacerse cargo de la planta. Hemos cedido su gestión y mantenimiento a Promedio --empresa de la Diputación de Badajoz--, pero los vecinos sí cargan con los costes", apunta Manuel Sánchez, alcalde de Navalvillar de Pela. Sus 4.900 habitantes tendrán que pagar este año una tasa --con una cuota fija de 1,21 euros más 26 céntimos por cada metro cúbico de agua que consuman-- por este servicio. Solo por el primer trimestre el propio edil ha pagado casi 15 euros. "Son una maravilla, pero esto cuesta su dinero", subraya.

En este momento la Junta de Extremadura trabaja en la construcción de una veintena de EDAR. La Administración regional corre con los gastos de construcción --aunque la mayoría de las plantas están cofinanciadas con fondos europeos--. Para este 2012 ha reservado un montante de 17 millones de euros en su presupuesto. Una vez finalizadas, la empresa adjudicataria de las obras asume la gestión durante un año y, a partir de ahí, se transfiere a los ayuntamientos. Muchos de ellos han buscado fórmulas para reducir costes, como mancomunar el servicio o recurrir a las diputaciones. Eso sí, tienen claro que, social y ambientalmente, este equipamiento es positivo. Y además recuerdan que verter sin depurar tampoco sale gratis. Jaraíz, de 7.000 habitantes y con su depuradora a punto de estrenarse, paga cada año más de 30.000 euros por verter sus aguas residuales a un arroyo de la Cuenca del Tajo.