En Descargamaría sólo viven nueve niños. El pueblo, situado en la comarca de Sierra de Gata, sufrió el fenómeno de la emigración en la década de los años setenta. Por aquel entonces, el censo llegó a contabilizar 900 vecinos y hoy en día el padrón ronda los 200 habitantes, aunque dice el alcalde, Ignacio Unsaín, que no son más de 120 los que pasan el día a día en la población.

José Manuel es el párroco del pueblo y de la misa del domingo se encarga Don Félix, sacerdote jubilado natural de la localidad. "También llevo Torre de Don Miguel, Santibáñez el Alto, Cadalso y Robledillo de Gata. Así que la misa del domingo de Descargamaría la oficia Don Félix porque voy contrarreloj de iglesia en iglesia, sin parar".

En el pueblo sólo hay dos bares y los dos son de titularidad municipal. Miríam Arnedo regenta el del Molino del Aceite y también se encarga de repartir casa por casa el pan que se elabora en la cercana localidad de Torrecilla de los Angeles. "Gestionamos el bar, vendemos dulces y llevamos el pan a casa de los vecinos que nos lo piden. Es maravilloso vivir aquí, el tiempo parece que se estira", afirma. Lucía tiene siete años y la picardía propia de los niños que se crían en los pueblos. "Me encanta vivir aquí. Sólo necesitamos más columpios". La escuela de Descargamaría aún funciona y cada día acuden a ella cinco niños que disfrutan de un ordenador por alumno y de actividades extraescolares por las tardes.

"Tenemos de todo"

"Tenemos todo lo que se puede necesitar: farmacia, consulta médica cada mañana, área de recreo y casa de cultura. Se vive con mucha tranquilidad y poca intimidad.", explica el alcalde. Pero a pesar del cambio que han dado las infraestructuras, Unsaín reconoce que el envejecimiento de la población es la gran asignatura pendiente de las zonas rurales. "En los últimos meses hemos construido cuatro viviendas sociales y 24 nichos en el cementerio".

Ahorrar es fácil en el pueblo. Pedro trabaja en el bar del Museo del Aceite y por una copa no cobra más de 2,50 euros. "Ayer me cobraron 10 euros por un whisky en un restaurante normal y corriente de Segovia", dice apoyado en la barra del bar un vecino de Descargamaría. A la hora de hacer la compra, la mayoría coge el coche y se va a localidades cercanas como Moraleja, Montehermoso, Plasencia o Coria. "En la tienda del pueblo tienes de todo un poco, desde un litro de leche a unas zapatillas de estar en casa. Pero siempre necesitas el coche para las compras más grandes", afirman algunas vecinas.

Descargamaría vive de la madera y de los olivares centenarios que ocupan buena parte del término municipal. "Hace falta más iniciativa privada para que se desarrolle el potencial turístico que hay".

Hoy es domingo y, como antaño, esta tarde toca cine en la casa de cultura. Pero antes hay que ir a misa, tomar un vino de pitarra en el bar de los jubilados, dar un paseo por la carretera y echar una cabezadita al calor del brasero de picón.