"Ahora ya podemos hablar mejor". Así reinicia la conversación José Manuel Cercas cuando, tras un primer contacto infructuoso con una persona oyente y desconocedora de la lengua de signos --él es sordo--, regresa acompañado de una intérprete. Como presidente de la Federación Extremeña de Asociaciones de Personas Sordas (Fexas) y usuario de este servicio, conoce en primera persona los beneficios que este proporciona a la comunicación y relaciones de las personas con discapacidad auditiva severa.

"Sin el intérprete, la persona sorda tiene muchas dificultades para hacerse entender, pierde mucha información --aunque sepa leer los labios--, suele quedarse aislado", explica Cercas. El mismo carecía de este servicio hasta que llegó al instituto, cuando --asegura-- cambió su vida, "por fin dejé de perderme parte de la explicación del profesor, por mucho que hablara de cara a la pizarra". Además, comenzó a relacionarse mucho más con sus compañeros, por lo que no entiende "cómo pude pasar tanto tiempo sin intérprete".

Por ello, el presidente de Fexas considera que este es uno de sus servicios más importantes, como demuestra la clara apuesta de esta organización por el mismo. Así, ha pasado de contar con un solo intérprete en el 2000 --año de su creación-- a los seis que tiene en plantilla ahora mismo, aparte una bolsa de trabajo a la que recurren cuando es necesario. De hecho, solo el año pasado estuvieron a punto de duplicar los 1772 servicios que habían ofrecido en el 2006. Pero aseguran que todavía queda mucho camino por recorrer.

Aceptación en alza

"Actualmente, contamos con cuatro intérpretes en Cáceres y dos más en Mérida que llevan a cabo su labor por toda Extremadura, pero nos gustaría tener al menos uno fijo en Badajoz y otro en Plasencia", detalla el máximo responsable de Fexas. Asimismo, añade que cada mes se ven obligados a rechazar siete u ocho servicios "por falta de personal". Y es que cualquiera --oyente o sordo, asociado o no-- puede solicitar este apoyo cuya aceptación va en aumento, tanto entre la comunidad sorda como en el resto de la sociedad.

"Al principio había ciertas reticencias, porque no se conocía muy bien en qué consistía esta figura", señala Cercas. Pero cada vez es más común recibir a una persona sorda acompañada de otra, habitualmente vestida de negro, que facilita su comunicación con las personas que desconocen la lengua de signos. Una tarea que resulta especialmente útil en determinadas situaciones, como una visita al médico o a los organismos oficiales (ayuntamiento, juzgado...), y con toda garantía, ya que los intérpretes están sometidos a un código deontológico que incluye el secreto profesional o la imposibilidad de intervenir o manipular las conversaciones que interpretan.

"No somos nada más que un puente de comunicación" resume Sonia, una de las intérpretes contratadas en Fexas. Con sus casi dos años de experiencia, la interpretación en lengua de signos ya no tiene secretos para ella, ya se trate de una conversación, conferencia o incluso mitin. ¿Pero cómo llegó hasta aquí? "Trabajaba en Telepizza y un día tuve que atender a un hombre sordo, lo que me resultó muy difícil. Fue su hijo de unos cinco años quien ejerció como intérprete ese día y yo sentí mucha impotencia y decidí que no volvería a pasarme eso".

Ahora, no solo es ella quien ayuda a sordos y oyentes a entenderse, sino que también alecciona a las intérpretes que realizan sus prácticas en Fexas sobre cómo hacerlo. Y además, está encantada su trabajo porque considera su afición "eliminar las barreras a las que se enfrentan los sordos". Esa es también la aspiración del presidente de la federación extremeña, por lo que solicita a las administraciones más medios, sobre todo en el ámbito educativo, a la vez que recuerda que la lengua de signos "ya es oficial, por lo que las personas sordas pueden elegirla como lengua natural y comunicarse y formarse a través de ella".