Según las últimas estadísticas disponibles, el comercio tradicional da empleo en Extremadura a unas 40.000 personas, por lo que en estos términos cuadruplica en importancia a la industria y casi alcanza a la construcción.

En términos de PIB, la aportación estaría entre el 6% y el 9% del total, casi lo mismo que aporta la agricultura.

En la región hay, según el Anuario Económico de La Caixa, más de 31.000 comercios minoristas, que suman una superficie de 2,6 millones de metros cuadrados, lo que da una media de algo más de 80 metros cuadrados por negocio.

Por encima de esas cifras, hay otros datos más significativos: 2.500 comercios tradicionales están en poblaciones de menos de 1.000 habitantes. Esto supone un importante elemento de fijación de población en esos lugares. De no existir estos comercios, los habitantes de los pueblos más pequeños tendrían que desplazarse para adquirir hasta lo más básico, lo que en la práctica abocaría al abandono de muchas poblaciones.

Por contra, las grandes superficies sólo se encuentran en las ciudades, ya que las multinacionales manejan ratios de población elevados para instalar sus hipermercados.

Según estudios recientes, estas grandes superficies también están provocando vacíos en algunas barriadas de las ciudades donde se implantan. Dado que los hipermercados se instalan por lo general en la periferia, se está provocando un efecto centrífugo en el pequeño comercio, ya que las nuevas actividades se colocan en las cercanías de estas grandes superficies, lo que acarrea poco a poco la desaparición del comercio tradicional en sus zonas habituales, y el progresivo abandono y muerte de los centros históricos.