Tiene la sonrisa seductora de Tom Cruise, la mirada celeste de Paul Newman, la cabellera rubicunda de Brad Pitt y un cuerpo de escándalo. A los 25 años, el nadador Camille Lacourt ha pasado en pocos días de perfecto desconocido a nuevo sex symbol de Francia. Tras batir el récord de los 100 metros espalda en los Europeos de Budapest de agosto, su imagen aparece en todas las revistas y platós de televisión.

Las tres medallas de oro que le subieron al podio lograron primero que el país recuperara un poco el orgullo deportivo perdido tras el vergonzoso espectáculo ofrecido por la selección de fútbol en Suráfrica. Para los jóvenes, se ha convertido en un héroe que ha despertado un interés hasta ahora inédito por los clubs de natación. El fenómeno no ha pasado desapercibido a las marcas, que pujan para lograr un contrato publicitarios con el adonis de moda. El campeón, que mide 2 metros y pesa 85 kilos, podría tomar el relevo de Laure Manadou, la escultural nadadora francesa cuyas hazañas en la piscina la hicieron convertirse en una estrella.