Como Patti Smith y su amigo Lou Reed, Antony Hegarty, la poderosa y melodramática voz al frente de Antony and the Johnsons, alterna la música con la fotografía y la pintura. Mientras sigue cosechando excelentes críticas por su tercer, The crying light, expone por primera vez sus obras en la galería Isis de Londres hasta el 28 de febrero.

Con solo siete años, Antony, cuyo primer profesor de música no pudo destacar más que su falta de talento y luego fue rechazado por el Royal College of Art, descubrió en la combinación de formas y colores una forma de expresión tan rica como su propio mundo interior. "El mundo visual es un lugar en el que puedo soñar en soledad. Intento seguir las líneas, rastrear lo invisible. Algunas veces es cuestión de enfocar algo, o seguir el espíritu que imagino que se esconde tras una imagen", explica. Las pinturas, colajes y fotografías que ha reunido en la muestra, que lleva por título The creek (El arroyo) evidencian la sensibilidad de un artista que en los últimos dos años reconoce haberse obsesionado con la naturaleza.

FOTOS ANTIGUAS Antony configura sus paisajes oníricos a partir de fotografías rescatadas de revistas antiguas. Y sobre ellos dibuja. Seres fantasmagóricos; los cuatro elementos de la materia, aire, agua, fuego y tierra; animales muertos y en peligro, y las personas que han marcado su vida. En Ice ship (Barco de hielo), por ejemplo, una ballena engulle un submarino del Ejército estadounidense antes de topar con un glaciar. En otros dibujos pueden verse osos polares desangrándose y tigres cazados que son restaurados pieza a pieza en sus colajes como un acto de justicia. Pero es en la fotografía donde su trabajo es más íntimo. Ghost (Fantasma) es un autorretrato en el que Antony proyecta sobre su rostro una imagen de su bisabuela; y Julia´s hand, un encuadre sobre la mano de su amiga y mentora Julia Yasuda.