El Principado de Mónaco espera que de un momento a otro Alberto de Mónaco anuncie su compromiso oficial con la nadadora surafricana Charlene Wittstock, la mujer que desde hace meses le acompaña a todos los actos oficiales, viajes y encuentros familiares. Cada gesto de la pareja es analizado con detalle en busca del mínimo indicio que apunte a la boda del regente. Por este motivo, la decisión de Charlene, que el próximo 25 de enero cumplirá 30 años, de no acudir en agosto a los Juegos Olímpicos de Pekín ha sido interpretada como la clave de que el enlace será anunciado pronto, según publica la revista Paris Match.

La joven, que es un calco de Grace Kelly, la madre de Alberto, rubia, alta, ojos azules y porte de estrella, y que, incluso, en algunas ocasiones se peina como ella, ha alegado para justificar su retirada del evento deportivo que sufre una tendinitis en el hombro. Pero en los círculos sociales monegascos este hecho ha desatado los rumores de boda.

Ahora, Charlene lleva unos meses siguiendo a todas partes a su novio no oficial, vive en el Principado, muy cerca del palacio de los Grimaldi, y, según la revista, está realizando un curso intensivo de francés y tomando clases de protocolo. Alberto de Mónaco conoció a Charlene, calificada como gloria nacional entre los surafricanos, hace siete años. Desde entonces se suceden cíclicamente los rumores de un pronto enlace. La pareja ha pasado unas cortas vacaciones de Año Nuevo en Finlandia practicando deportes de invierno. Ambos comparten la afición por los deportes, el amor a la naturaleza y muchas cosas más. Además, la nadadora ha caído muy bien entre los monegascos, que la quieren ver convertida en princesa y sucesora de Carolina, que en estos momentos ejerce de primera dama.

La joven surafricana ha entablado muy buenas relaciones con sus conflictivas cuñadas, que se hablan lo justo. Con ellas ha aparecido públicamente en varias ocasiones. El pasado verano, Carolina y Alberto de Hannover aprovecharon su asistencia al Festival de Salzburgo para presentar en sociedad a Charlene, que acudía sin Alberto, confirmando así que cada día está más integrada en la familia Grimaldi. El príncipe prometió a los monegascos que se casaría nada más asumir el trono y, según Paris Match, todo parece indicar que podría estar dispuesto a cumplir con su palabra. Pero Alberto tiene claro que las cosas de palacio deben ir despacio, y lo cumple a rajatabla.