Postrado en la cama o en una silla de ruedas. Este es el futuro que le auguraron los médicos a Jean-Paul Belmondo tras el grave accidente vascular que sufrió en el 2001. Ocho años después, a los 74 años, el legendario actor francés no solo ha logrado desafiar a la ciencia, sino que ha resucitado también en el cine. Y no con un pequeño papel secundario. En la película Un hombre y su perro, que se estrena mañana en Francia, Belmondo brilla de nuevo en el papel principal de una emotiva historia sobre un viejo actor acosado por la enfermedad al que no le queda nada, excepto su mascota.

Para ponerse delante de las cámaras, el actor ha protagonizado primero su propia batalla contra la enfermedad. Gracias a un increíble tesón de hierro, Belmondo ha aprendido otra vez a hablar --la apoplejía le dejó mudo-- y a caminar. Con la ayuda de un bastón y de su expresiva mirada, Belmondo seduce al objetivo con un rostro que habla solo. Como en los viejos tiempos, el intérprete rechazó ser doblado en las escenas arriesgadas.