El suicidio de Alexander McQueen en febrero dejó al mundo de la moda obligado a mirar al pasado para admirar una visión adelantada al presente. El pasado lunes, EEUU pudo ver por primera vez la última colección creada por el británico en la gala anual de los premios del Consejo de Diseñadores de Moda de América, y ese desfile como parte de un tributo póstumo que presentó Sarah Jessica Parker (vestida de McQueen) despertó la nostalgia por una prestigiosa aguja desaparecida muy pronto.

Pero era noche de fiesta en el Lincoln Center neoyorquino y los conocidos como oscars de la moda estuvieron a la altura. Imán, elegantísima con un diseño de Giambattista Valli, recibió el premio como icono de la moda de manos de su amiga Isabella Rossellini (ambas, en la foto). Marc Jacobs se reencontró con el galardón al mejor Diseñador para mujer que le esquivaba desde 1997. Y la directora del Vogue americano, Anna Wintour, rebuscó en un baúl lleno de anécdotas para regar de humor la presentación del premio a toda una carrera a Michael Kors, que llevó como invitada a Gwyneth Paltrow.

Ante espectadores como Diane Von Fustenberg, Brooke Shields, las gemelas Mary Kate y Ashley Olsen, Jessica Biel y Dakota Fanning, jóvenes pero ya convertidos en talentos se hicieron hueco en el palmarés. Entre ellos, Jason Wu, diseñador indispensable desde que vistió a Michelle Obama para la ceremonia de toma de posesión de su marido y que llegó con su musa, la actriz Rachel Weisz.