El eterno número dos de Yasir Arafat, el moderado en el que la comunidad internacional ha depositado sus esperanzas para reanudar el proceso de paz, ya es el nuevo líder palestino con la autoridad que confieren las votaciones. Según varias encuestas a pie de urna, Mahmud Abbas, alias Abú Mazen , se impuso ayer con claridad en las elecciones presidenciales de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) con entre un 65% y un 70% de los votos. "Voy a poner fin al sufrimiento del pueblo palestino", prometió Abú Mazen tras proclamarse ganador.

La victoria de Abú Mazen fue incontestable, tanto por la abrumadora diferencia con el resto de candidatos --el segundo, el independiente Mustafá Barguti, logró alrededor de un 20% de los votos-- como por la participación, que, según cifras oficiales, fue del 70%. Así, los partidos islamistas que llamaron a boicotear las elecciones lo tendrán difícil para cuestionar la legitimidad de Abú Mazen. Pero el líder de Hamás en Cisjordania, el jeque Hasán Yusef, dijo que la victoria de Abú Mazen no ha sido lo suficientemente amplia.

CAOS EN JERUSALEN ESTE Para alcanzar la cifra de participación, hubo que retrasar dos horas el cierre de los colegios electorales. Oficialmente, la Comisión Electoral Central (CEC) tomó esta decisión por el caótico desarrollo de la jornada en Jerusalén Este y porque muchos ciudadanos estaban retenidos en controles israelís. El anuncio se produjo cuando llegaban datos de una participación muy baja.

Para Barguti, el retraso fue "injustificado" y apelará los resultados. El Centro Palestino por los Derechos Humanos denunció la decisión de la CEC ante el Supremo. Los observadores internacionales confirmaron que el voto en Jerusalén fue problemático, pero dijeron que Israel cumplió y facilitó la votación.

Ciertamente el desarrollo de la jornada en Jerusalén Este dejó mucho que desear. Muchos de los electores de la ciudad --donde sólo podían votar 5.637 de los 120.000 ciudadanos; el resto debían ir a Cisjordania-- no aparecieron inscritos en los censos de las oficinas de correo, donde Israel obligó a que se desarrollara la jornada electoral para evitar el simbolismo del voto para la ANP en la ciudad que el Estado hebreo reclama como capital.

CULPAS La CEC culpó a Israel de este problema, que frustró el deseo de votar de centenares de palestinos, mientras que el Gobierno de Ariel Sharon indicó que las listas dependían de los palestinos. Por la tarde, se solucionó en parte el problema, aunque la participación en Jerusalén habrá sido muy baja.

Ninguna de estas circunstancias le fastidió la victoria a Abú Mazen que, en plena celebración, dedicó la victoria "al alma del hermano mártir Yasir Arafat". El ganador felicitó al pueblo palestino "por su espíritu democrático" y se mostró satisfecho por tener un apoyo sólido para aplicar su programa.

LOS RETOS Ese programa consiste en reanudar el proceso de paz con Israel, lo que implica poner fin a la Intifada, algo a lo que las facciones armadas no están dispuestas. Lidiar con los radicales palestinos, reformar la corrupta ANP y lograr avanzar en las negociaciones con Israel son los grandes retos a los que se enfrenta el presidente palestino.

"Lo más duro empieza ahora para Abú Mazen: debe luchar contra los terroristas", advirtió ayer el viceprimer ministro israelí, Ehud Olmert. "Esperamos que los palestinos hayan abierto una era de paz", dijo un portavoz israelí, obviando que la pelota también está de su lado.