El compromiso de mínimos de la OTAN para reforzar la defensa de Turquía permite abrir una tregua en el seno de la organización, pero no resuelve la grave crisis interna generada por la estrategia belicista norteamericana contra Irak. El compromiso alcanzado tras un mes de agrias discusiones permite salvar la cara a los dos bandos enfrentados: EEUU y sus aliados por un lado, y Francia, Alemania y Bélgica, por el otro. Con el acuerdo, la OTAN se mantiene al margen del conflicto iraquí y, al mismo tiempo, atiende la petición de ayuda de Turquía, que invocó sus derechos como miembro.

EEUU ha logrado que se inicie la planificación militar para reforzar la seguridad de Turquía en caso de guerra en Irak, pero sin poder instrumentalizarla para su acoso militar a Bagdad.

La planificación se centra en el despliegue de los aviones de vigilancia electrónica Awacs en Turquía. En las otras dos peticiones turcas, la OTAN se limitará a planificar cómo apoyar el despliegue individual por parte de países aliados de baterías antimisiles Patriot y de unidades contra ataques bioquímicos.

DEMANDAS EXCLUIDAS

Las pretensiones de Bush de obtener un apoyo logístico para sus tropas, el refuerzo naval aliado, la defensa de sus bases, el relevo de tropas de los Balcanes y el papel de la OTAN en Irak tras la guerra han quedado excluidas.

La autoridad del secretario general de la OTAN, George Robertson, también ha quedado debilitada por su alineamiento con EEUU.