La presión internacional en favor de un alto el fuego inmediato entre Israel e Hizbulá recibió ayer un empujón del secretario general de la ONU, Kofi Annan. "Las hostilidades deben cesar", subrayó Annan, quien reconoció que existen "graves obstáculos para alcanzar un cese de las hostilidades". El diplomático exhortó al Consejo de Seguridad de la ONU a "actuar con firmeza" para atajar la crisis, pero no ocultó su pesimismo sobre la posibilidad de que "la violencia disminuya rápidamente".

Por ello, calificó de "imperativa" la puesta en marcha de corredores de seguridad que permitan hacer llegar la ayuda humanitaria al medio millón de civiles afectados ya por el conflicto, una cifra que probablemente aumentará, según explicó. "Aunque las acciones de Hizbulá son deplorables e Israel tiene derecho a defenderse, debo condenar el excesivo uso de la fuerza por parte del Estado hebreo", resaltó el secretario general después de informar al Consejo de Seguridad de las conclusiones a que llegaron los tres enviados que la semana pasada envió a la zona.

Annan tenía previsto reunirse anoche con la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, y con el responsable de política exterior de la UE, Javier Solana, para abordar la crisis.

SIN CALENDARIO Annan advirtió ante el Consejo de que la ofensiva de Israel afectará probablemente la capacidad militar de la guerrilla chií, pero "hace poco o nada para disminuir el apoyo popular a Hizbulá en el Líbano y en la región". Además, agregó, está "debilitando al Gobierno del Líbano". El embajador israelí en la ONU, Dan Gillerman, se apresuró a clarificar que no habrá alto el fuego. "Debemos abordar un cese del terrorismo y no un cese de las hostilidades. Israel seguirá haciendo todo lo posible para detener el terror hasta eliminarlo del todo".

En su alegato ante el Consejo de Seguridad, Annan propuso la convocatoria de una conferencia internacional para el Líbano y exigió el respeto de la llamada Línea Azul, que separa el Líbano e Israel. Tras 10 días de crisis en Oriente Próximo, el Consejo de Seguridad de la ONU aún no ha aprobado medida alguna para intentar detener la violencia, debido al apoyo cerrado de EEUU a la campaña de Israel contra Hizbulá. No obstante, continuaron los difíciles contactos diplomáticos para pactar una resolución.

RESOLUCION DE EEUU En Washington, el Congreso de EEUU se alineó con el Estado hebreo. La Cámara de Representantes aprobó una resolución no vinculante, por 410 votos contra 8, que respalda las acciones de Israel y condena las de sus enemigos, lo mismo que hizo el martes el Senado. El jefe de la mayoría republicana, John Boehner, recordó el "caracter único de la relación de Israel" con EEUU, mientras que el senador John McCain, también republicano, comentó que si Hizbulá "va a lanzar ataques desde territorio libanés, el Gobierno y el pueblo del Líbano pagarán por ello".

En el frente bélico, Israel, incapaz de detener el órdago de Hizbulá, que ayer lanzó otra treintena de proyectiles sobre el norte de Israel, empieza a insinuar seriamente la posibilidad de invadir el Líbano por vía terrestre. Quizá para preparar el terreno, el Ejército anunció que los katiuskas se disparan desde dentro o los aledaños de las poblaciones. "No tenemos intención de ocupar el país", dijo el ministro de Defensa, Amir Peretz, "pero tampoco de renunciar a ninguna medida militar necesaria".

PARTES CONTRADICTORIOS El ensayo de lo que puede ser el cuerpo a cuerpo continuó ayer en territorio libanés, muy cerca de la frontera, dejando al menos nueve soldados israelís heridos, según medios israelís. La cadena de televisión Al Jazira informó de cuatro bajas entre los militares, dato que Israel no confirmó.

La aviación hebrea descargó 23 toneladas de explosivos sobre dos barrios chiís de Beirut. El objetivo, según fuentes militares, era destruir el búnker donde presuntamente estaba la cúpula de la guerrilla. Este diario pudo comprobar, sin embargo, que en el lugar bombardeado había una mezquita en construcción, informa Marc Marginedas.

El primer ministro libanés, Fuad Siniora, negó ayer que haya pedido la ayuda de Occidente para desarmar a Hizbulá, según se desprendía de una entrevista en el diario italiano Corriere della Sera . "Necesitamos que la comunidad internacional convenza a Israel para retirarse de las Granjas de Sheba y así poder abordar nosotros el problema de las armas de Hizbulá", rezaba el desmentido de su oficina.

Ya van al menos 310 muertos libaneses, casi todos civiles. Cuatro personas fueron abatidas en Tiro. A los muertos hay que sumar medio millón de desplazados en un país de 3,5 millones de personas. Ante la incapacidad de la comunidad internacional de ordenar un alto el fuego, la UE dirige sus esfuerzos hacia la ayuda humanitaria y enviará un cargamento humanitario por valor de 10 millones de euros.