Los bombardeos israelís contra edificios de la ONU en Gaza no quedarán impunes. De creer las palabras pronunciadas ayer en la ciudad de Gaza por el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, primera personalidad política internacional de alto nivel en visitar la franja tras el alto el fuego, los responsables de los ataques "deberán rendir cuentas a las instancias judiciales". Tras la apertura de las fronteras administrativas de Gaza a un grupo de reporteros, activistas de los derechos humanos y funcionarios humanitarios, la amplitud de los excesos cometidos en 22 días de ofensiva militar por el Tsahal ha empezado a salir a la luz pública y ha reforzado el clamor internacional de que Israel debe responder por los "crímenes de guerra" durante la ofensiva.

"Debe haber una investigación en profundidad, una completa explicación para garantizar que esto no se volverá a producir nunca más; los responsables (de esto) deberán rendir cuentas ante las instancias jurídicas internacionales", proclamó el alto diplomático surcoreano nada más pisar la franja.

Por su parte, Guido Sabatinelli, responsable de salud de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) describió desde Ginebra a la franja de Gaza como "una zona golpeada por un temblor de tierra".

PROTESTAS ISRAELIS A las protestas de la ONU y las denuncias de las organizaciones de derechos humanos se sumaron ayer las de ocho oenegés israelís, que reclamaron el martes al fiscal general del Estado la apertura de una investigación sobre la conducta del Ejército durante la guerra. En un comunicado al fiscal Menachem Mazuz, que ejerce como consejero jurídico, "vista la amplitud de los excesos contra las poblaciones civiles durante la operación Plomo Endurecido" estos grupos instan al destinatario de la misiva a poner en marcha "un mecanismo de investigación independiente cuya imparcialidad y pericia no podrá ser puesta en duda".

La ofensiva israelí a Gaza se saldó con más de 1.300 palestinos muertos, entre los que hubo 410 niños y un centenar de mujeres, y otros 5.300 heridos, entre ellos 1.855 niños y 795 mujeres.

Ante la oleada de denuncias contra los excesos del Tsahal y las acusaciones de "crímenes de guerra", las autoridades israelís preparan argumentos para su defensa. El Estado hebreo dice que puede demostrar que sus objetivos fueron militares. "Israel presentará pruebas de que la mayoría de los inmuebles demolidos estaban siendo usados por los combatientes. En la mayoría de ellos habían colocado trampas y estaban siendo utilizados para lanzar cohetes y almacenar armas", dijo el ministro de Asuntos Sociales, Yitzhak Herzog.

FOTOS AEREAS Las autoridades militares están recogiendo fotos aéreas e imágenes tomadas por los soldados que refuercen las tesis israelís de que los bombardeos eran justificados. El elevado número de bajas civiles palestinas se produjo, según el portavoz del Ejército israelí Avital Leibovitch, "porque los campos de entrenamiento y todas las instalaciones de Hamás estaban situados junto a colegios, mezquitas o edificios de viviendas".

Pese a la entrada en vigor del alto el fuego, el Gobierno de Tel-Aviv sigue limitando el acceso a la franja a la prensa extranjera. "Por el momento, aún hay fuerzas israelís y la situación es muy tensa", subrayó el portavoz gubernamental, Mark Regev. La ministra de Exteriores, Tzipi Livni, vinculó la apertura de la frontera con Gaza a la liberación de Gilad Shalit, soldado capturado por milicianos palestinos y retenido desde el 2006.