El Gobierno británico logró anoche dar con la fórmula para que la Cámara de los Comunes aprobara en sucesivas votaciones la adopción del carnet de identidad. Ante la presión de los diputados laboristas rebeldes, que amenazaban con respaldar a conservadores y liberales, el equipo de Tony Blair aceptó no imponer como obligatorio el uso del carnet sin hacer antes una reforma legal. El nuevo documento se dispensará sin embargo automáticamente cuando los ciudadanos acudan a renovar su pasaporte.

Los grupos a favor de las libertades civiles se manifestaron a las puertas del Parlamento británico. "Los carnets de identidad no son el arma mágica que pretenden hacernos creer contra timadores, terroristas e inmigrantes sin papeles", señaló la activista Shami Chakrabarti, de la organización Liberty.