"Tenemos la obligación de defender la soberanía del pueblo boliviano". Con ese argumento, el presidente boliviano, Evo Morales, ordenó ayer la suspensión indefinida de las actividades en el país de la agencia antidroga de los Estados Unidos DEA (Drug Enforecement Agency), a la que acusó de apoyar con dinero a la oposición autonomista. Bolivia estuvo al borde de la guerra civil en septiembre cuando la oposición de derechas de Santa Cruz, Beni, Pano y Tarija llegó a destruir edificios estatales en los que murieron más de 30 campesinos simpatizantes de Morales.