Irán era peligroso, Irán es peligroso e Irán será peligroso si tiene el conocimiento necesario para fabricar un arma nuclear". Tras alertar al mundo de que el programa nuclear iraní podría desembocar en una "tercera guerra mundial", el presidente de Estados Unidos, George Bush, negó ayer que el informe del espionaje estadounidense que afirma que Teherán detuvo su programa nuclear militar en el 2003 implique que la amenaza iraní haya acabado. "Todavía tengo la convicción de que Irán es un peligro", dijo Bush, quien añadió que el informe es una "advertencia" de que la presión a Teherán debe seguir.

La lógica de Bush se resume así: Irán tuvo un programa nuclear militar que fue detenido en el 2003; Irán sigue intentando enriquecer uranio; para construir un arma atómica es necesario enriquecer uranio; si Irán tuvo un programa militar, nada indica "que no pueda volver a tenerlo". Por eso, después de dos rondas de sanciones en la ONU, y pese al informe, EEUU seguirá trabajando para que el Consejo de Seguridad acuerde un tercer castigo a Teherán por su negativa a renunciar al enriquecimiento de uranio, algo que Irán considera un "derecho".

VARA DE MEDIR Es decir, el motivo por el cual Irán debe ser castigado ya no es, como Washington sostenía desde un informe del espionaje del 2005, su voluntad de dotarse con la bomba atómica, si no que sea capaz de enriquecer uranio. Más allá de este reajuste de la vara de medir la actitud iraní, la situación, para Bush, continúa siendo la misma y no hay motivo para cambiar su política. Lo mismo reafirmaron ayer Francia y Gran Bretaña. Más radical se mostró Israel, cuyo ministro de Defensa, Ehud Barak, afirmó que su país debe fiarse de sus propios informes, que creen que Irán sigue adelante con su plan militar. A pesar de estos apoyos, esta convicción y esta interpretación, el informe de su propio espionaje deja en una delicada situación a Bush, cuya retórica contra Irán ha aumentado tanto que es este país, y no Irak, el que ha pasado a centrar el debate político. Y es que, con Bush, es inevitable establecer paralelismos con las inexistentes armas de destrucción masiva de Irak. Desde la Casa Blanca se dejaron caer ayer otras interpretaciones, como que la suspensión del programa nuclear en el 2003 --en un momento en el que Irak marcaba la agenda internacional-- prueba que la presión sobre Teherán funciona. Según está interpretación, que Irán cancelara su programa es un "éxito" de Bush.

NEGOCIACION EN LA ONU De aceptar esta versión, Bush y los esfuerzos para aislar a Teherán pueden morir de éxito. Si China y Rusia ya aceptaron a regañadientes las dos rondas de sanciones contra Teherán, este informe hará que la negociación en el Consejo de Seguridad de la ONU sea mucho más difícil para Washington y sus aliados. "Este informe puede ayudar a desactivar la crisis" para retomar el camino de la negociación, afirmó Mohamed el Baradei, director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica. "Creo que las cosas han cambiado", dijo el embajador de China en la ONU, mientras Moscú animaba a Irán a ser "transparente" con su programa nuclear.

Por todo ello, en Teherán --que desde el 2003 sostiene que su programa nuclear es solo civil-- el informe fue recibido como una victoria. El régimen iraní aprovechó para pedir a la UE que rectifique, recordando que hace unos días Javier Solana se mostraba "decepcionado" por lo que calificaba de escasa colaboración iraní. En la lucha geoestratégica que es el programa nuclear iraní, Teherán se ha apuntado un tanto.