El presidente saliente de EEUU, George W. Bush, se despedirá hoy de los estadounidenses con un discurso por televisión en el que pasará revista a su legado y le deseará suerte a su sucesor, Barack Obama.

Bush, que dejará el poder el próximo martes, abandona el cargo con unos índices de popularidad históricos por lo bajos que son. Entre un 66 y un 71 por ciento de los ciudadanos critican su gestión, que deja abiertas dos guerras en Irak y Afganistán y la peor crisis económica desde la Gran Depresión.

El presidente, cuyo mandato ha estado marcado por los atentados del 11 de septiembre de 2001, ha dedicado las últimas semanas a defender su legado, y dice estar convencido de que su mayor logro ha sido evitar una repetición de esos ataques.

Según declaró la portavoz de la Casa Blanca Dana Perino, Bush pronunciará el discurso desde la sala Este de la Casa Blanca, a partir de las 20.00 horas locales (01.00 GMT del viernes) y tendrá una duración de unos quince minutos.

El discurso televisado de adiós es una tradición que han cumplido los últimos presidentes estadounidenses, entre ellos Bill Clinton, Ronald Reagan o Jimmy Carter.

La gran excepción ha sido, precisamente, el padre del mandatario actual, George Bush, que tras perder la reelección contra Clinton en 1992 dejó el poder sin ningún discurso.

Según Perino, la alocución de hoy no será un "canto del cisne", sino una manera de mirar hacia adelante y desear suerte al presidente electo, Barack Obama.

Bush también, como es tradicional, dará las gracias a los estadounidenses por haberle permitido rendir servicio al país.

Pero sí que defenderá su legado. En las numerosas entrevistas que ha concedido en los últimos meses y en diversas comparecencias públicas ha insistido en que no se arrepiente de sus decisiones más polémicas, como la guerra en Irak o su respuesta inicial al huracán Katrina.

A juicio del presidente, durante su mandato no sólo se evitaron nuevos atentados terroristas, sino también se recortaron impuestos, el empleo aumentó durante 52 meses seguidos, Afganistán e Irak quedaron liberados de regímenes opresivos, se multiplicaron los fondos para combatir el sida en África y se reorganizó la respuesta contra los desastres naturales.

El presidente estadounidense ha insistido en que no está pendiente del juicio que le haga la historia. En un momento dado de su presidencia llegó a afirmar que para entonces "estaremos todos muertos".

Pero lo cierto es que, según ha admitido la propia Casa Blanca, en los últimos meses el presidente saliente ha adoptado un tono más reflexivo. En la rueda de prensa que ofreció el lunes, Bush enumeró una serie de errores durante su mandato.

Entre ellos admitió el error de colgar una gigantesca banderola con el lema "misión cumplida" en un portaaviones tras la toma de Bagdad o el no haberse centrado más en la reforma migratoria en lugar de buscar la reforma del sistema de Seguridad Social inmediatamente después de su reelección en 2004.

Bush afirmó entonces que le desea "todo lo mejor" a Obama. "No son palabras vacías. Hay mucho en juego, y hay un enemigo que todavía está ahí fuera" y quiere atacar a Estados Unidos, sostuvo.

"Llegará al Despacho Oval y habrá mucha gente que sea muy crítica y agria, y a veces le decepcionará el tono de lo que se dice", advirtió Bush, que indicó que Obama "tendrá que hacer lo que crea. Si no lo haces, no sé cómo te puedes mirar al espejo".

Al mismo tiempo que Obama jure su cargo sobre la Biblia de Abraham Lincoln, Bush tomará por última vez el avión presidencial Air Force One, que le llevará de regreso a su hogar en Texas.