Washington La emoción embargó al presidente de Estados Unidos, George Bush, en la ceremonia celebrada ayer en la Casa Blanca en homenaje al cabo de los marines Jason Dunham, muerto en Irak al lanzarse sobre una granada para proteger a sus compañeros de patrulla. Con los tres fallecidos del pasado martes --uno en Faluya y dos en Anbar--, los militares estadounidenses que han perdido la vida en Irak ascienden ya a 3.019. La violencia entre chiís y sunís causó ayer en el país árabe la muerte de al menos una decena de iraquís.